La sobreexplotación de la pesca no es una buena estrategia para gestionar un nuevo recurso natural renovable como son las poblaciones de peces ni para producir beneficios económicos constantes, empleos seguros y crecimiento a largo plazo.

Es la conclusión a la que conduce el informe del Banco Mundial The Sunken Billions Revisited, según el cual el sector pesquero a nivel mundial perdió alrededor de 83.000 millones de dólares estadounidenses solo en año 2012, en comparación con un escenario de condiciones más óptimas, en gran medida debido a la pesca excesiva.

Este informe evidencia la urgencia de la mejora en la gestión de la pesca marina e impulsa los esfuerzos en favor de la recuperación de las poblaciones de peces sobreexplotados. En una simple lectura se puede concluir que los problemas de la pesca en el mundo se derivan, fundamentalmente, de la tan cacareada sobreexplotación de las distintas pesquerías. Una mortandad excesiva debida a la sinrazón de la pesca. Y sin embargo, por ejemplo en la Unión Europea, jamás se ha producido una tan drástica reducción en las distintas flotas a pesar de que en algunos estados miembros, aún cuando han procedido al desguace de buques (España), los de nueva construcción o los modernizados con ayudas económicas estatales, autonómicas y de la UE (España, Irlanda, Holanda, Alemania, etc.) superan las potencias asignadas a unas unidades pesqueras que jamás debieran haber alcanzado el caballaje que todos sabemos emplean por ejemplo el arrastre o el cerco.

Otras aportaciones a esa altísima mortandad de la pesca no se derivan precisamente del acto de pescar y sí de la cada vez más evidente contaminación de los océanos y mares a los que se vierten todo tipo de elementos nocivos que el propio mar, a pesar de su gran poder regenerador, es incapaz de asumir y que se trasladan a la cadena trófica, como es el caso del plástico y los vertidos de aguas residuales procedentes de las poblaciones, cada vez más numerosas, que se asientan en el litoral de todos y cada uno de los continentes.

El informe del Banco Mundial cumple con su objetivo: alertar sobre la pérdida multimillonaria consecuencia de la sobrepesca. No es menos cierto que la mortandad de peces no se debe exclusivamente al uso inadecuado de aparejos que inducen a pescar cada día más.

Echemos un vistazo a lo que, como género humano, estamos aportando cada segundo de nuestras vidas a lograr que el mar convulsione y con esta convulsión, la de los animales marinos que, como seres humanos, necesitamos para vivir.