En plenas fechas navideñas el pulpo no se deja ver por las lonjas gallegas. Tampoco en Portugal, Marruecos, Mauritania o Senegal. Y, de la escasez, el lujo. "El precio está disparado en todas partes", explican desde una de las mayores operadoras de España. Lo que no menguó es la demanda pulpeira, cada vez mayor, lo que fuerza a las empresas a pelearse por la materia prima en todos los puertos. "Estos factores hacen que los precios de venta lleguen a ser inferiores al de origen", apostillan en la trader Interatlantic Fish. Esto es: hay compañías vendiendo a pérdidas.

Al director General de Congelados Maravilla y propietario de la marca de pulpo Benito Alonso, Giuseppe Mellino, no le sorprende: "Si una empresa tiene un acuerdo para proveer a un supermercado, o vende con pérdidas o le puede caer una sanción", aclara, por incumplimiento de contrato. El secreto está en ser capaces de trasladar el aumento de los precios al consumidor final, al menos en una pequeña parte. "El beneficio es pequeño porque está muy caro, es muy difícil de vender", explica este profesional del sector. El taco 1 de Mauritania, de más de tres kilos, cotiza a más de 14 euros. Y hay que traerlo desde allí: son más de 2.500 kilómetros por mar, por lo que las empresas deben comercializarlo en Galicia por encima de ese precio para no perder. No faltan bocas para un producto que se convirtió en un lujo.

La especie se subasta en la lonja de A Coruña tres euros por kilo de media más caro que el año pasado (a 9,31 euros por kilo la segunda semana de diciembre), según los datos provisionales de la Plataforma Tecnológica da Pesca, dependiente de la convelería do Mar. En Vigo el pulpo de más de dos kilos se vende a 13 euros, aunque hay cajas a 10,5 y a 9,5 procedentes de Burela. "¿Quién se puede permitir un pulpito a 13 euros? Muy poca gente", dice Alejandro Padín, de Cíes Artesanais, en primera línea de esta batalla. "El pulpo importado ofrece por lo menos un colchón de precios", lamenta un vendedor que defiende el procedente de Marruecos: "No pela". Y lo constatan más vendedores, arremolinados ante la escasez. "No se queda tan duro como el de aquí. Hay quien lo prefiere". Las cifras sorprenden: "[Vendí] entre 60 y 70 kilos de Burela, 200 en total". ¿Y antes? "Antes llegaba hasta 2.000", lamenta un vendedor.

Martes y jueves son los días en los que más pulpo se suele subastar en el centro de primera venta de A Coruña, aunque ahora la mayor parte del sector se dedica a la centolla. El jueves 7, por ejemplo, la lonja coruñesa comercializó casi 2,6 toneladas por 23.213 euros, a una media de 8,95 euros por kilo, frente a las 4,76 toneladas por 27.044 euros, a 5,68 euros por kilo de media del mismo día del año pasado (miércoles). Por un ejemplar de una caja procedente de Ribeira piden en una lonja del sur de Galicia 10 euros por kilo. "Para mí hay mucho [pulpo] por el trabajo que me da", ironiza el chaval encargado de la venta. Su precio "normal" sería de entre 6 y 6,5 euros. "Es el que nos queda, porque el cabezudo dura poco", dice un vendedor, que añade que se lo lleva "todo" la distribuidora Froiz: "Las grandes casas compradoras encuentran a quién vender el producto". Lo constatan otras fuentes del mercado, que mencionan a distribuidores de Estados Unidos o Japón: "Pagan mucho. Barbaridades".

"El stock de pulpo de Marruecos fue vendido en su totalidad solo unos días después de acabar la temporada. Algunas compañías especializadas están diversificando sus proveedores para poder cubrir la demanda", desvelan fuentes de la gallega Interatlantic, que es la mayor casa de compraventa de España. Y en Mauritania, donde la campaña empezó a finales de noviembre, las capturas, lamenta Mellino, "también empiezan a fallar".

Empresas como Grupo Canosa, de Camariñas, no tienen estos problemas. Según su gerente, José Luis Canosa, su método de trabajo los exime de enfrentarse a la escasez del cefalópodo al adquirir el producto procedente de "todos los caladeros del mundo" cuando estos están abiertos y según las estimaciones de ventas que tendrá la firma. "No especulamos con el producto ni subimos el precio porque ahora esté muy caro. Vendemos todo el año a los mismos clientes", indica Canosa, que considera que los precios están "disparados y vienen para quedarse". El gerente del grupo camariñán indica que la competencia de la firma vende ahora el pulpo más caro, lo que hace que sus clientes tengan más ventas, y que ahora hay más operadores que quieren meterse en el mercado por el pico de consumo.

Un mal año de capturas

La flota gallega lamenta el descenso en las capturas de cefalópodo, que fueron un 33% inferiores desde enero hasta noviembre (1.893 toneladas) que en el mismo periodo de 2016 (2.839), según los datos provisionales de la Plataforma Tecnolóxica da Pesca. Esto supuso una reducción de los ingresos por su venta en las lonjas gallegas del 14%, hasta los 14,57 millones de euros (17,05 millones en 2016), que no es proporcional a la bajada en las descargas debido al incremento de los precios de comercialización. Los centros de primera venta de Galicia subastaron el pulpo a una media de 7,69 euros por kilo hasta noviembre, un 28% más caro que en el mismo periodo del año pasado, cuando el cefalópodo se vendió a 6 euros el kilo.