El sector pesquero español anotará los datos de los descartes que realice este año para pedir ante Bruselas más flexibilidad con la obligación de desembarque y demostrar que es preciso incrementar las posibilidades de captura para "compensar" la escasez o ausencia de cuota de determinados recursos como las especies de estrangulamiento, que podrían obligar a los buques a amarrar. El objetivo de la flota es solucionar el problema que tiene para adaptarse a la norma que obliga a llevar todas las capturas a puerto, que estará totalmente introducida en 2019.

Representantes de las cofradías aseguran que "es imposible" cumplir con los descartes el próximo año y que se pedirá a Bruselas la exención de minimis, que permite devolver al mar una pequeña cantidad de determinadas especies que, si se llevase a puerto, podría obligar a los buques a cesar su actividad al agotarse más rápido la cuota. Esto se debe, según fuentes del sector, a que incluso los ejemplares que no alcanzan la talla mínima "se descontarán" del cupo total para la especie, aunque no se pueden destinar para el consumo humano. Para compensar esto, Bruselas estableció el top-up, un aumento del Total Admisible de Capturas en aquellos recursos sobre los que se aplican los descartes (como la merluza) y que recoge la pesca accidental que antes se tiraba por la borda.

"Son cuotas de desembarque, no de pesca", simplifica el presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, Basilio Otero, que asistió esta semana a las reuniones de la mesa estatal para la eliminación de los descartes convocadas por el Ministerio de Pesca. La dificultad en la selectividad de las artes multiespecíficas, según Otero, podría ser también una exención a la obligación de desembarque, de ahí la importancia de recopilar información sobre los descartes que demuestre los perjuicios que "suponen" para el sector. "Hasta ahora no hubo datos, pero la Unidade Técnica de Pesca de Baixura (UTPB) tiene información muy valiosa de Galicia desde 1997", indica el líder de los pósitos nacionales. El sector estudia también cómo demostrar que recursos como la raya, "claramente de estrangulamiento", tienen unos altos índices de supervivencia si se devuelven al mar.

"Todas las especies con TAC y cuota van a representar un problema porque si [las posibilidades de pesca] no son suficientes pueden llevar a la flota a amarrar", asegura el también presidente de la federación de cofradías de Lugo, que indica que "la clave" es tener más cupo. "Las artes menores no pueden dirigir su pesca a una especie y hay algunas para las que no tienen cuota. ¿Qué van a hacer? ¿Amarrar?", se pregunta el líder de la Federación Galega de Confrarías de Pescadores, Tomás Fajardo, que incide en que es "preocupante" que solo quede un año de margen para que la flota se adapte a la normativa.

Los buques deberán anotar las especies y la cantidad de cada una que descartan en el Diario Electrónico de A bordo (DEA), que tras su última actualización tiene un apartado específico para este fin, o en el diario de papel. Las embarcaciones de menos de diez metros de eslora contabilizan sus capturas con las notas de venta, por lo que el sector investiga cómo podrán contabilizar los recursos que tiran por la borda.