La falta de vigilancia del personal de guardia tanto del pesquero Crunia como del mercante BBC Steinhoeft fue la causa del choque entre ambos barcos a 20 millas al noroeste de la Torre de Hércules en agosto de 2016. Un "error humano" del personal encargado de controlar la navegación provocó la colisión, ya que ninguno advirtió la presencia del otro buque hasta que el abordaje fue inminente, según concluye la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) en el informe del accidente, publicado recientemente. Un suceso que recuerda a los protagonizados por otros pesqueros como el Santa Ana o el Nuevo Mugardos, que también sufrieron accidentes -de distinta consideración- como consecuencia de una deficiente atención durante la navegación.

El choque en el caso de 2016 se produjo cuando el Crunia, de 25 metros de eslora y con siete marineros a bordo, se dirigía al puerto de A Coruña tras una jornada de trabajo, mientras que el BBC Steinhoeft, de 138 metros de eslora y 15 tripulantes, procedía de Vigo. Según el resultado de la investigación, los pescadores estaban en la cubierta principal preparando el producto para la llegada a puerto mientras que el patrón simultaneaba la guardia con la cumplimentación del diario electrónico de a bordo (DEA) de ese día, lo que supone "un riesgo". Mientras, el segundo oficial de puente del mercante, que había relevado al capitán de la vigilancia a las 00.00 horas (apenas media hora antes del suceso), observó que el Crunia se aproximaba al buque y que encendía las luces "súbitamente" cuando la distancia entre ambos era apenas de diez metros. Tanto el patrón del pesquero como el segundo oficial del carguero aseguraron en su declaración haber virado para evitar la colisión, pero no lo consiguieron y a las 00.26 horas se produjo el abordaje.

El Crunia avisó por el canal VHF al Centro de Control de Salvamento Marítimo de Fisterra de que tenía una vía de agua como consecuencia del choque pero que creía poder controlarla, tras lo que los servicios de rescate movilizaron a la Salvamar Mirfak y al Helimer 209 para que llevara una bomba de achique al pesquero. Según el informe, el barco llegó a las 05.30 horas al muelle de la Palloza para descargar las capturas y a las 06.12 horas ya estaba atracado en la dársena de Oza, donde inspectores de la Capitanía Marítima de A Coruña analizaron los daños, entre los que detectaron abolladuras en el caso de acero, una vía de agua en la válvula de descarga del circuito de refrigeración del motor auxiliar de estribor y un ordenador deteriorado. El mercante, con pabellón en Liberia y de armadora alemana, continuó con su trayecto y fue sometido a una inspección, en el marco del Memorámdum de Paris, en Pasajes (País Vasco), pero no tenía deficiencias.

La Ciaim concluye que ninguno de los buques maniobró conforme al reglamento, ya que siguieron su trayectoria sin variar el rumbo ni la velocidad hasta el momento del abordaje y no respetaron la prioridad de paso. Además, los responsables de la vigilancia no prestaron la atención suficiente para detectar a la otra embarcación y, pese a que el segundo oficial del mercante aseguró que el capitán le había advertido de que el oleaje dificultaba la detección de blancos mediante el radar, el tiempo "no era tan malo" para comprometer su uso, según el informe.

El arrastrero Crunia, con puerto base en A Coruña, fue reparado en los Varaderos Lazareto (junto al muelle de Oza) y botado el 30 de septiembre. Actualmente faena en el caladero Cantábrico Noroeste.