Pesquerías Marinenses, la armadora dueña del buque gallego retenido en Argentina, reconoce que el barco pudo entrar en aguas del país sudamericano, pero que lo hizo por un fallo de uno de los tres GPS que lleva a bordo. Según la defensa legal de la firma, las autoridades locales "verificaron" in situ el mal funcionamiento de uno de ellos cuando el barco llegó al puerto de Comodoro Rivadavia, donde está retenido desde el pasado lunes. Los responsables probaron los sistemas de posicionamiento del buque y dos de ellos lo situaban en el muelle, mientras que el otro, el que da la posición en el mapa al capitán, lo hacía más lejos. Esta es la estrategia de defensa que tiene la armadora, que busca reducir la sanción a través de un acuerdo con la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura del Gobierno argentino, que se podría situar entre los 300.000 y los 350.000 dólares (244.000 y 285.000 euros al cambio actual).

El socio director de la firma especializada en temas marítimos Amya Abogados, Alberto Penelas, se encarga de la defensa del Playa Pesmar Uno a través de su oficina en Buenos Aires y explica que pese a que el capitán "insiste en que no entró en aguas argentinas", hay un periodo de "dos horas" en el que "podría estar dentro" de las 200 millas de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del país según la caja azul del buque. "Todo apunta a un error en el GPS, una pequeña desviación que lo sitúa 0,4 millas dentro", comenta Penelas.

La Prefectura Naval Argentina (PNA) le comunicó en el momento del arresto al capitán del barco, Antonio Rosales Cedeira, que se encontraba 800 metros dentro de sus aguas. El capitán alegó que los datos de la PNA no coincidían con los suyos: "Si a usted le da así, pero a mí no...", dijo Rosales entonces. "Él vio a la patrullera y ni se inmutó porque estaba seguro de que estaba en aguas internacionales", explica el abogado.

Sanción

Pese a que la entrada en aguas argentinas se pudo producir por un fallo técnico, "no es eximente de sanción", ya que el barco sí habría entrado en la ZEE argentina. Por este motivo, la multa todavía existe, aunque se espera que sea inferior al máximo estipulado por la ley (400.000 euros) debido a los motivos alegados por la armadora. "Estamos negociando la pronta liberación del buque. El expediente va rápido", apunta Alberto Penelas.

Sobre las 320 toneladas de pescado que lleva a bordo y su posible decomiso, la defensa del Playa Pesmar Uno intenta salvarlas, para lo que tiene que demostrar que las capturas no fueron realizadas dentro de la ZEE del país sudamericano. Al menos, en parte. La defensa contará para ello con la ayuda del Diario Electrónico de A bordo (DEA), con el que puede demostrar las capturas en aguas internacionales por los datos enviados a Madrid.

La autoridad portuaria de Comodoro Rivadavia, por otro lado, dio un plazo de diez días para encontrar una solución a esta situación, como publicó el medio local El Patagónico. El administrador del puerto, Favio Cambareri, asegura que la presencia del Playa Pesmar Uno obstaculiza el uso de las instalaciones, en las que los 34 tripulantes -trece de ellos gallegos- pueden moverse con libertad.