Luxemburgo es hoy el punto de encuentro del Consejo de Ministros de la Unión Europea. Y también el lugar en el que España solicitará que la flota pesquera artesanal se vea exenta de la obligación de descargar en puerto, a partir del 1 de enero de 2019, los descartes de aquellas especies con las que la UE pretende "arreglar" lo que su ineficacia desbarató de cabo a rabo.

Para que el planteamiento español surta efecto, el Gobierno se ve en la necesidad de recabar los apoyos suficientes entre los demás estados miembros de ese "club de desnortados" en el que la UE se ha convertido por obra y gracia de aquellos que, en lo que atañe a la pesca, están más perdidos que un pulpo en un garaje.

Desconozco si España llega a tiempo de desmontar el tinglado comunitario; pero mucho me temo que tampoco va a ser capaz de reunir los apoyos necesarios para lograrlo dado el escaso o nulo interés de los países socios en esta cuestión para ellos peccata minuta y que consideran, en la práctica, como muy específico de los españoles. A esos posibles "socios" la flota artesanal les trae al pairo y en la Unión Europea todavía se preguntan qué es. Conste: desconfío absolutamente del mismísimo Consejo de Ministros porque, desde hace muchos años, viene dando muestras evidentes de que desconoce por completo lo que los barcos artesanales y sus tripulaciones significan para el sector pesquero de un país, España, que es la primera potencia en materia de pesca de una Europa más proclive, por cuestiones economicistas, a prescindir de todo tipo de ayudas a un sector en el que nada se juegan. Ni siquiera el condumio.

Portugal es el único país que podría entender los planteamientos españoles en esos efectos. Podrían hacerlo también Irlanda y Francia, pero su juego es muy otro y para nada entra en sus planes arrimar el hombro para ayudar a España a solucionar un problema en el que tampoco nuestro Gobierno se ha implicado en demasía. Ahora, deprisa y corriendo, queremos que los demás colaboren en dar salida a una situación que para nosotros es trascedente (si es que, efectivamente, consideramos que también la pesca lo es, que tengo mis dudas de que así lo entiendan).

Creo que la juez alemana que puso en libertad al expresident de Cataluña, señor Puigdemont, lo resolvería antes y de un plumazo.