El sector pesquero gallego -y de España- está un poco desilusionado. Todos los implicados en él esperaban más del nuevo ministro de Agricultura y Pesca, don Luis Planas. En palabras del presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, don Basilio Otero, los profesionales del mar quieren lograr que este, como cualquier otra persona elegida para el cargo, sea un gran ministro. O ministra. Pero las primeras palabras del máximo representante del mundo de la pesca en España, ni siquiera hicieron un guiño a quienes están tan necesitados de alegrías.

Los descartes, el Brexit, el precio del combustible, los coeficientes reductores, el reparto de la miseria de cuotas de pesca, los incomprensibles derechos históricos de pesca, el presentar batalla ante Bruselas por las desigualdades en los repartos de cuotas gracias a absurdos TAC... Todo esto, ya no digo más, está en la agenda de cada marinero-pescador español, además del problema de las titulaciones o el etiquetado del pescado.

Son retos que están ahí y llama la atención que un ministro que pasó por una consejería de pesca, la andaluza, y que se reforzó en su preparación en el marco de la UE, ni siquiera haya hecho mención a ellos. Una pizquita de comprensión, señor ministro, para los que, desde hace lustros, no solo esperan un Ministerio propio -que nadie otorga, pese a la importancia para algunas comunidades, como la gallega, de la pesca- sino que el responsable del mismo se rompa los nudillos en las puertas de la UE hasta que se abran y entender lo que es la pesca en Europa.

Es pronto. Lo sé. El ministro tendrá otras oportunidades y, con probabilidad, se referirá a la pesca en profundidad. Pero también llama la atención que, habiendo nombrado el viernes el Consejo de Ministros (el primero de Pedro Sánchez) los primeros mandos orgánicos de muchos ministerios, el de Pesca quedase en el tintero.

¿No es importante, señor ministro? Pregunte en Canarias, Andalucía, Murcia y Valencia, en Cataluña, Baleares, País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. Son comunidades que pescan más o menos. Algunas con una dedicación esencial. Estamos desperezando las aguas en campañas importantes, de la sardina al bonito, de la anchoa al jurel. Y usted ni los nombra.

Un poquito de por favor, señor nuevo ministro de Pesca.