Las aguas del Atlántico y del Cantábrico son un poco más seguras gracias a la presencia de los dos buques hospital del Instituto Social de la Marina (ISM), el Juan de la Cosa y el Esperanza del Mar. Desde el mes de mayo asisten conjuntamente a los pescadores que faenan en las campañas del norte. El año anterior ambos formaron parte de un proyecto piloto para dar asistencia en esas aguas a la flota y esa iniciativa obtuvo una gran aceptación por parte del sector. Esta gran acogida, sumada al gran número de barcos en la zona y a su dispersión, llevaron al ISM a decidir que entre mayo y octubre las dos embarcaciones cubrirán ese área de pesca. Como novedad, este año estrenan una aplicación informática abierta gracias a la que el resto de barcos recibe la posición de los dos buques hospital en todo momento.

El Esperanza del Mar zarpó desde Vigo en mayo para poner rumbo a la campaña del pez espada, con lo que abandonó la zona de las Azores, donde había estado anteriormente. Unos meses antes, entre diciembre y marzo, el buque hospital permaneció varado en su puerto base, en Gran Canaria, para adaptarse a las necesidades de las aguas del norte, donde las olas dificultan la asistencia. Hasta hace poco tiempo esta embarcación solía patrullar en aguas africanas, sobre todo las de Mauritania, Senegal o Gambia.

Mientras, el Juan de la Cosa -que tiene su puerto base en Santander- navega por aguas del Atlántico desde mayo, prestando asistencia en la campaña de la anchoa. Con el inicio de la costera del bonito el Juan de la Costa tenía previsto poner rumbo a la zona del golfo de Vizcaya, mientras que el Esperanza del Mar se centrará en las aguas del oeste gallego.

La razón principal que llevó al ISM a destinar las dos embarcaciones al norte fue la sucesiva desaparición de los servicios de asistencia que realizaban otras administraciones. Antes de la crisis de 2008 había más buques que colaboraban con el Juan de la Costa. Un barco vasco se ocupaba de los pesqueros que faenaban cerca del golfo de Vizcaya, al tiempo que otro galleo lo hacía en aguas próximas a Burela. Aveces incluso se sumaba a estos trabajos de apoyo un navío de la Armada.

Los presupuestos se redujeron y los barcos de asistencia se redujeron paulatinamente. Actualmente las únicas embarcaciones que atienden las necesidades de los pescadores son las que envía el ISM, por eso la incorporación del Esperanza del Mar a las campañas del Atlántico y del Cantábrico fue muy bien recibida por el sector.

La principal función de estos barcos hospital es realizar una asistencia médica y logística a los pescadores lo más parecida posible a la que se proporciona en tierra. Facilitan un servicio médico en el que no hay lista de espera y las vidas son la prioridad. No es absolutamente necesario que los enfermos embarquen en alguno de los buques, ya que uno de los servicios de apoyo de los que disponen son las consultas a través de radioconferencias. Varios factores definen las zonas en las que se ubican los barcos hospital. Normalmente se sitúan en los lugares en los que se realizan más solicitudes, siempre que el estado del mar lo permita y se pueda atender sin problemas.

El hecho de que haya un médico relativamente cerca para atender a los marineros transmite seguridad a la flota. Y además estos buques tienen más prestaciones que la sanitaria, ya que ambos pueden remolcar, averías, suministrar combustible, agua potable y disponen de servicio de buzos para casos de emergencia -son los únicos barcos de estas características que existen en el mundo-. La sensación de seguridad que transmiten es por partida doble pues las familias de los pescadores también están más tranquilas al saber las atenciones que proporcionan estos barcos hospital en alta mar.

Sus actuaciones en 2017

A lo largo de 2017 las dos embarcaciones del ISM realizaron numerosas intervenciones. El Esperanza del Mar asistió a 69 marineros -30 españoles y 39 de otras nacionalidades- y realizó 127 consultas, de las cuales 79 fueron radiomédicas y 48 ambulatorias. De las 69 asistencias que realizó el barco, la mayoría fueron por enfermedad -46 de ellas- y el resto por accidentes. Los profesionales del servicio médico tuvieron que realizar cinco intervenciones quirúrgicas en la embarcación y de los 19 marineros que necesitaron ingresar en el Esperanza del Mar, 13 fueron llevados a tierra, según los datos publicados por la revista Mar, dependiente del Ministerio de Trabajo.

El Juan de la Cosa, por su parte, auxilió a 102 trabajadores, realizó 247 consultas -183 radiomédicas y 64 ambulatorias- y atendió a 55 marineros por accidentes y a 49 por enfermedad. Al igual que en el caso del Esperanza del Mar, los servicios médicos tuvieron que efectuar cinco intervenciones quirúrgicas a bordo. Dos de los pacientes atendidos en el buque tuvieron que ser evacuados a tierra en helicóptero y 11 también abandonaron la actividad pesquera, pero fueron trasladados por la embarcación. En el balance de servicios prestados el pasado año destaca la gran variedad de actuaciones sanitarias. Las patologías que más trataron fueron traumatismos, enfermedades del sistema osteomuscular y problemas respiratorios y dermatológicos.

El sector reconoció recientemente la labor de estos buques hospital otorgando al Juan de la Cosa el premio Anchoa de Plata en Elkano de Getaria (Guipúzcoa), galardón que otorga su cofradía.

Los buques hospital llevan surcando el mar desde 1982. El primero en entrar en servicio fue el Esperanza del Mar, aunque era otra embarcación más antigua que fue sustituida por la actual, a la que se le puso el mismo nombre, en 2001. Antes su radio de acción estaba más al sur, en los caladeros africanos, donde los buques no estaban tan dispersos y no hacía falta que la embarcación navegara grandes distancias. Las cosas cambiaron y hoy la flota está más repartida, pero gracias a las nuevas prestaciones de los barcos -sobre todo en cuanto a velocidad- este buque puede abarcar mayores superficies. El Esperanza del Mar cumple además una función adicional, la recogida de inmigrantes.

Las grandes distancias también son el principal problema para el Juan de la Cosa, ya que su radio de acción se amplía a todo el Atlántico. Hay barcos españoles que se mueven cerca de Canadá e incluso llegan a la zona de Venezuela, pero su actividad está centrada especialmente en las campañas del pez espada, el bonito del norte y la anchoa. Las prestaciones de ambos barcos mejoran con los años al incorporar los avances tecnológicos.