Los controles realizados por la Guardia Civil a numerosos minoristas de pescado a su salida de la lonja de A Coruña a finales de febrero -en los que la mayoría de ellos negaron que transportasen mercancía irregular- fue el origen de la denominada operación Pinza Roja, que destapó la venta ilegal de cigala en el puerto coruñés. El Instituto Armado, en colaboración con el Servizo de Inspección Veterinaria del Servizo de Gardacostas de Galicia, descubrió la comercialización fraudulenta de cigala en la lonja coruñesa -fuera de las salas de subastas- y decomisó más de 45 toneladas del crustáceo en las instalaciones del centro de primera venta y en una nave de congelado a las afueras de A Coruña.

La denominada operación Pinza Roja -que sigue abierta- comenzó hace casi cinco meses cuando en esos controles de documentación a los pescaderos que abandonaban la lonja coruñesa, los agentes de la Guardia Civil encontraron una partida de cigala fresca sin identificar en uno de los vehículos inspeccionados. El Instituto Armado constató la falta de documentación del producto, una especie que además está vedada este año en los caladeros del norte de Galicia y del Cantábrico.

Las indagaciones posteriores revelaron que las capturas podían proceder de arrastreros que faenan en la zona de A Coruña y Lugo, por lo que la Guardia Civil realizó inspecciones en las segundas ventas en la lonja coruñesa y recogió documentación de partidas que venían de otros países. Para mejorar la obtención de los datos pidió la colaboración del Servizo de Inspección de Veterinarios de Gardacostas, que elaboró un informe que confirmaba las sospechas de que se estaba vendiendo cigala fuera de los canales de comercialización y capturada en una zona prohibida.

Los investigadores concluyeron que este crustáceo se vendía ilegalmente en la lonja de A Coruña, fuera de las salas de subasta, en grupos cerrados de compradores que se reunían en almacenes de empresas que operan en el puerto. El operativo se saldó con 333 kilos de cigala incautados en los muelles de carga y en almacenes de la lonja.

Pero la operación no terminó ahí. Las investigaciones continuaron y los agentes siguieron a las empresas implicadas e inspeccionaron instalaciones de congelación, encontrando productos que estaban irregularmente documentados en una nave a las afueras de A Coruña, donde fueron decomisadas casi 45 toneladas de cigala. Las empresas implicadas no tenían autorización sanitaria para congelar los productos, estado en el que estaban las cigalas incautadas.

El presidente del centro de primera venta de A Coruña, Juan Carlos Corrás, desvinculó ayer la incautación del marisco de la actividad de la lonja. "En nuestras instalaciones no pasó nada. Ni se subastaron ni se decomisaron cigalas. Esa venta ilegal se debió de realizar en almacenes privados, pero no dentro del recinto", expuso Corrás. Además indicó que la cantidad de cigala confiscada le parece una "animalada" y denunció que hay "malas intenciones" tras las afirmaciones de que la lonja fue el escenario en el que se realizaban las actividades ilícitas. "Con esas informaciones nos dejan quedar mal y buscan perjudicarnos", indicó el presidente del centro de primera venta, que aseguró que la entidad no puede controlar todo lo que entra en el recinto portuario ni en los almacenes privados que hay en la lonja, algo que queda fuera de sus compentencias. "No somos policías para hacer una fiscalización de todo el producto que llega al puerto. No sé donde descargaron la cigala, ya que pudo llegar por mar o en camiones", aseveró Corrás.

La Conselleira do Mar , Rosa Quintana, agradeció a la Guardia Civil y al Servizo de Gardacostas su labor en la lucha contra las actividades ilícitas y el fraude. "Máximo respeto y apoyo para la gente que trabaja para que Galicia sea una comunidad donde prima el estricto cumplimiento de las normas", proclamó la conselleira.