Si no hay peces, no hay barcos. Pero sin barcos, tampoco habrá pescado para satisfacer las necesidades de una población que lo demanda.

Un armador de Corme era muy claro hace tan solo unos días: "En estos momentos tenemos más barcos que pescado en Galicia". Y, hace algún tiempo, el que fue portavoz de Pesca del BNG en el Parlamento gallego, Daniel Rodas, denunciaba en la Comisión de Pesca la "criminalización y liquidación de la flota pesquera gallega" por la aplicación medidas impuestas por el Gobierno y la UE con el fin de beneficiar a otras flotas.

Rodas añadió que se usaban fondos comunitarios "no para poner en valor nuestra pesca" sino para fomentar el desguace de nuestros barcos: "Los controles de calidad no son para proteger, son para perseguir los productos gallegos". Y dejaba claro que aplicar más inspecciones es "insoportable" para el desarrollo normal de la actividad de la flota. Por ello solicitó cambios en las líneas políticas.

Estamos pues, en la disyuntiva de si queremos peces o queremos barcos, porque da la impresión de que la UE no pretende modificar su política pesquera y que el Gobierno español tampoco va a cambiar su programa de reparto, por ejemplo, en el caladero nacional Cantábrico Noroeste, donde es evidente que priman los derechos históricos por capturas sobre los derechos que históricamente corresponden en la misma área a una comunidad como Galicia.

Por este camino se va directamente a la liquidación de la flota y con esta la de los puestos de trabajo que genera, lo que induce a pensar que debe existir un plan a más o menos largo plazo de tiempo para que otras flotas sustituyan en el caladero a los centenares de barcos gallegos todavía existentes.

Seguramente parecerá exagerado el planteamiento, pero la realidad conduce a pensar que la flota pesquera gallega no es de recibo para la UE ni para el Gobierno central. Doy por hecho que la Xunta no comparte esa opinión. Pero tampoco se le reconocen acciones importantes para defender con convicción un sector del que viven poblaciones importantes de nuestro territorio. Este no sería lo mismo sin pesca y sin flota. Pero no sabemos qué y quienes diseñan el futuro y si en este se reserva algún papel para lo que hoy, socioeconómicamente, es uno de los pilares de la comunidad.