En la pasada edición de la feria gallega del congelado Conxemar el cambio climático entró en los despachos privados de los stands. "¿Cómo vamos a planificar una campaña si aparecen atunes frente a las Cíes?", remarcaban algunos de los asistentes. Es el mismo fenómeno que, según el Instituto de Investigacións Mariñas (IIM), trajo barracudas o langostinos de Sanlúcar de Barrameda a aguas gallegas y que hizo desaparecer buena parte del pulpo de las costas. Las descargas en las lonjas de Galicia cayeron un 35%, de momento, y otro 50% respecto a los ocho primeros meses de 2016. Es tal la escasez y tanta la apetencia que su cotización dilapidó las estadísticas. Hasta ahora el precio anual más alto que había alcanzado el pulpo en los puertos gallegos fueron los 7,15 euros que se abonaron entre enero y septiembre de 2017 de promedio; en lo que va de año supera ya los 10,7 euros, otro 50% más.

"Esta semana se relajaron un poco los precios por la pesca de Marruecos", explica el director general de Congelados Maravilla, Giuseppe Mellino. Es también el propietario de la marca de pulpo Benito Alonso, que trabaja únicamente con ejemplares de la costa de Galicia y norte de Portugal y que llevaba un año sin poder encender las máquinas ante la falta de oferta. "La semana pasada sí pudimos hacer tres elaboraciones, unos 3.000 kilos", indica Mellino. Toda su producción de Benito Alonso se va a Italia. El país transalpino compró en Galicia, en lo que va de año, más de 600 toneladas mensuales de este cefalópodo, unos 20.000 kilos diarios.

"Los precios son un disparate y la presión de Italia y Japón es muy fuerte", constata otro directivo del sector. Los italianos son los primeros consumidores de pulpo gallego, que compran casi el doble que los lusos. Pero la medalla de bronce está en Estados Unidos, a donde la industria gallega exportó 645 toneladas hasta junio. La determinación de los mercados externos de pagar este producto, por caro que sea, subió aún más los precios en Galicia. Aunque cuesta un 50% más y pese a que las capturas cayeron, las empresas gallegas nunca vendieron tanto al exterior y los principales clientes aumentaron sus compras.

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Las capturas locales no son suficientes, por eso las importaciones de materia prima también alcanzaron un máximo histórico. La industria gallega compró hasta junio más de 13.770 toneladas de pulpo, un incremento del 6% respecto al mismo periodo del año pasado. Marruecos fue el primer caladero para el sector, ya que del país magrebí arribaron 6.850 toneladas; el kilo del ejemplar de más tamaño (el de más de dos kilos) se pagaba esta semana a unos 13 euros. En Mauritania la campaña fue peor, aunque las compras se mantuvieron por encima de las 2.500 toneladas. Lo mismo ocurrió en Senegal: entre enero y junio de 2017 las importaciones a Galicia rebasaron las 700 toneladas, pero esta vez apenas superaron las 200. Pese a la escasez, la flota artesanal y los industriales coinciden en la "excelente" calidad del producto esta campaña.