Una treintena de colectivos de armadoras, rederas y mariscadoras -entre otros perfiles femeninos de profesionales del sector del mar- quieren visibilizar el trabajo diario de las mujeres del mar y elevar el nivel de representación de este colectivo femenino, hasta hace pocos años situado casi como en un tercer plano en comparación con el protagonismo del hombre, lo que las invisibilizaba por más que su protagonismo, especialmente en su trabajo como rederas y mariscadoras, fuese evidente (aunque no siempre reconocido).

La Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca está llamando decididamente a las puertas del sector y creando una conciencia social sobre la importancia de su contribución al sector marítimo-pesquero que, por fin, es asumida abiertamente por todo aquel que en la mar encuentra sentido a su profesión. Ellas buscan impulsar su liderazgo y participar activamente en los órganos de representación y consultivos del sector. Su papel, por ejemplo, en el seno de las cofradías de pescadores y organizaciones marisqueras, nadie lo pone en duda. Hasta tal punto es así que el programa operativo del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca (FEMP) prevé el apoyo al asociacionismo femenino y la creación de una organización de mujeres profesionales del mar nacional que favorezca su representatividad en igualdad a la de los profesionales varones.

Así nació la Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca, en cuyo tronco -común a las varias generadas en el seno de organizaciones casi siempre masculinas- mucho tiene que ver la Confederación Española de Pesca (Cepesca) y las administraciones públicas entre las que juega un papel preponderante la Consellería do Mar. Una entidad que, como recordaba recientemente la conselleira Rosa Quintana, surgió para aumentar ese nivel de representación y visibilidad de un colectivo en el que cada integrante desempeña trabajos relacionados con la actividad pesquera en el conjunto del Estado español a imagen y semejanza de sus compañeras en distintos países europeos, americanos, asiáticos y africanos.

La mujer siempre supo cubrir en el trabajo de la pesca o el marisqueo, al igual que en sus tareas en tierra solucionando problemas en los aparejos, un papel fundamental, aunque no siempre reconocido por otras organizaciones constituidas con una concepción machista del trabajo en el que la mujer no tenía cabida si no era para la venta del pescado en los mercados o el trabajo como rederas cuando el hombre, en estas tareas, era inexistente.

Poco más era el papel de las mujeres en la dirección de las empresas pesqueras o marisqueras, algo hoy absolutamente impensable, cuando el número de profesionales femeninas se equipara cada vez más al de los masculinos y con asunción de responsabilidades que nadie discute en la pesca y en el trabajo acuícola, así como en la confección o arreglo de redes que hacen posible la existencia de un sector que, en Galicia, es piedra fundamental en el edificio de lo social y económico del país.

Anmupesca, la asociación que las aglutina en todo el Estado, es ya un referente importante en el sector pesquero, marisquero y redero. Ellas pueden y deben contribuir a que el sector protagonice debidamente la vida, la sociedad, de la mayor parte de las poblaciones del litoral de Galicia.

Lo saben hacer. Quieren hacerlo. Hay que darles la visibilidad que se han ganado a pulso.