Si en los últimos años los pescadores españoles y, concretamente, los que faenan en el caladero nacional Cantábrico Noroeste no levantan cabeza -ni siquiera la de los peces que son sus sustento-, en 2019, agárrense, por favor, que vienen curvas tanto a babor y como a estribor: si en el presente ejercicio la cuota de xarda (caballa) fue de 30.746 toneladas (casi 8.000 toneladas menos que en 2017), el próximo año el recorte puede ser simplemente brutal. Las cifras que se manejan, hasta este momento simple especulación pero con visos de realidad, puede descabezar por completo a la flota de bajura del Cantábrico Noroeste por cuanto, según se ha podido saber, el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) plantea una reducción de más del 50% de la cuota de caballa para aguas de la Unión Europea.

En concreto, los científicos del ICES consideran que el Total Admisible de Capturas (TAC) de xarda para el año próximo no debe ser superior a las 318.400 toneladas cuando para 2018, la UE, Noruega y las Islas Feroe se repartieron -aunque de forma muy desigual teniendo en cuenta el peso de la flota de cada Estado miembro- casi 816.800 toneladas de la especie. ¿Causas de esta propuesta de reducción? Las de siempre: menos biomasa reproductora desde el año 2011 y excesiva mortalidad por pesca (superior al Rendimiento Máximos Sostenible, RMS). Un recorte, como digo, brutal, que de ser aprobado por el Consejo de Ministros de la UE del próximo mes de diciembre, va a significar para la bajura del Cantábrico Noroeste el pasaporte definitivo a los muelles de desguace si tenemos en cuenta la también manía reductora para con la sardina, el jurel y la imprevisible anchoa, otras especies vitales para este segmento de flota.

Porque ¿de qué van a vivir los pescadores de cerco, de xeito, el arrastre litoral y todas las artes cuya pervivencia depende prácticamente de las pesquerías citadas anteriormente?

Si se ratifica por Bruselas la propuesta del ICES, ni agarrándose fuertemente al volante en las curvas que vienen se va a poder mantener en la vertical apetecida el más estable de los pesqueros de nuestros mares. Y, ojo, que tampoco se ven, a priori, posibilidades de intercambio de cuotas de caballa con otros países miembros.

Mucho van a tener que pelear los representantes de la Administración pesquera española -los de las comunidades autónomas afectadas incluidas- para salvar estos bajíos que amenazan con hundir a buena parte de la flota a escasos meses vista.