La anchoa del Cantábrico está en buen estado. Esta es la conclusión a la que llegó la campaña científica Juvena 2018 -que estudia la anchoa juvenil en el golfo de Vizcaya-, cuyos datos finales se dieron a conocer ayer por el instituto tecnológico vasco AZTI-Tecnalia. Los resultados de la investigación establecen que unas 490.000 toneladas de anchoas menores de un año habitan en el golfo de Vizcaya, una cantidad superior a la media histórica de la campaña, según recoge AZTI en un comunicado.

Los investigadores, embarcados en los buques oceanográficos Emma Bazán y Ramón Margalef -pertenecientes a la Secretaría General de Pesca y del Instituto Español de Oceanografía (IEO)- fueron los encargados de recopilar los datos, de analizarlos y de tratarlos estadísticamente para establecer la estimación de ejemplares.

El método principal que usaron los científicos para recopilar la información fueron los ultrasonidos, a través de los que consiguieron establecer la estimación de la biomasa de juveniles de anchoa (de unas 490.000 toneladas) y su localización. Los investigadores también capturaron algunos ejemplares durante el recorrido de los buques, que permitieron determinar el tamaño medio de la especie, que rondaban los 6,3 centímetros. Esta estimación que ofrecieron los resultados de la campaña Juvena anticipa un reclutamiento medio alto que deja entrever un escenario favorable de cara a la costera de anchoa de 2019.

El análisis de los datos de esta campaña científica, en la que participan el Ministerio de Pesca y el IEO, permite efectuar recomendaciones a las autoridades pesqueras sobre los riesgos asociados a las capturas admisibles de anchoa y, en caso de que las cifras así lo aconsejen, abrir o cerrar la pesquería y recomendar el Total Admisible de Capturas (TAC) para la próxima temporada de anchoa.

La campaña Juvena, además de determinar la abundancia de juveniles de esta especie, estudia la abundancia de la comunidad de pequeños pelágicos con los que comparte ecosistema, entre ellos la anchoa adulta, la sardina, el jurel o la caballa. Los factores ambientales, como la temperatura o la salinidad, también los analizan y tienen en cuenta la disponibilidad de alimento observando la distribución espacial y la abundancia de diferentes tipos de plancton.