A pesar de ser, probablemente, el puerto con el más amoroso de los nombres entre los 122 pertenecientes al entramado portuario dependiente de la Xunta, Cariño no recibe ni de lejos la atención que debiera por su situación lamentable y de falta de inversión para la mejora de los servicios e infraestructura.

Los últimos datos facilitados por Portos de Galicia destacan que el de Cariño, con 460.000 toneladas es, seguido del de Ribadeo (con 376.000 Tm.) y el de Brens-Cee (con 280.000) es el puerto gallego con el mayor movimiento de mercancías en el período que media entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de 2018.

A lo largo del ejercicio actual se han movido en los 122 puertos gallegos dependientes de la Xunta un total de 1.300.000 toneladas de mercancías. La cifra supone un incremento en términos netos de 73.000 toneladas respecto al balance del mismo período de 2017 y un incremento porcentual del 6%.

El mayor incremento porcentual (20%) corresponde al puerto de Cariño, al que sigue el de Ribeira, que crece un 13%.

En cuanto a las mercancías descargadas, destaca el mineral de hierro sin aglomerar, cargado en el puerto de Cariño y procedente de las minas de dunita explotación desde hace años en Landoi (una de las parroquias que conforman el ayuntamiento cariñés) con un movimiento de más de 423.000 toneladas. Le sigue Ribadeo, con 292.000 toneladas de coque y semicoque de huella en Brens con 100.000 toneladas.

Siendo el de Cariño el puerto autonómico más importante de Galicia, la prevista reversión en la mejora de los servicios y las infraestructuras portuarias (reclamada constantemente) ni se ha efectuado ni se le espera. Un hecho que en Cariño no gusta y que es constante motivo de queja y reclamación por los usuarios del puerto y los muchos vehículos obligados -al igual que los habitantes de la zona- a soportar el constante paso de camiones con importantes cargas de mineral de hierro destinadas a ese importante puerto al que, por si fuera poco, se le está privando de su uso tradicional para las embarcaciones pesqueras de mayor calado que optan por acudir a vender en otros puertos más o menos cercanos, con lo que se impide a la cofradía de pescadores de percibir el canon establecido. Y, a mayor "gloria", se condena por la Demarcación de Costas a esta entidad sin ánimo de lucro a sumir una expropiación que nadie entiende y que perjudica, todavía más, a una población que tiene en el mar y la pesca una de sus principales fuentes de ingreso.

Si Portos de Galicia tampoco hace que revierta en Cariño el beneficio de ser el de mayor movimiento de mercancías -mayoritariamente dunita y madera- ¿cuál es el futuro de un ayuntamiento que, a pesar de todo ello, asume con dignidad las dotaciones que a una población como la de Cariño corresponde?

Por lo menos, que una mínima parte de lo que Portos de Galicia percibe repercuta adecuadamente en Cariño.