El proyecto Redmar desarrolló una labor entre 2011 y 2014 para crear una red en la que promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en la pesca. Fundamar y la Organización de Productores de Buques Congeladores de Merlúcidos, Cefalópodos y Especies Varias (OPPC-3) acaban de finalizar Redmar II, en la que se logró el embarque de tres mujeres con titulación náutico-pesquera.

Uno de estos casos es el de Paula Usera, que a través de una vídeo-entrevista (disponible en YouTube) cuenta que es patrona de pesca de litoral y que en 2018 probó suerte en el cerco a bordo del O Oriente. "Es muy gratificante; a bordo somos compañeros y no hay problema", explica. A su juicio, la mujer "no debería encontrar ningún hándicap", pero resume su experiencia con la siguiente frase: "Somos capaces, pero se necesita una oportunidad".

El segundo caso es el de Lidia González, que vive "una convivencia muy buena" embarcada en un barco de Moradiña en Malvinas como segunda oficial de puente. Piensa que los armadores deben concienciarse y llevar a alumnos a bordo y le preocupa la "conciliación familiar" con las largas mareas lejos de casa.

Por su parte la viveirense Arantxa Toriza cuenta cómo fue su proceso hasta llegar a Malvinas, a donde partirá en las próximas semanas. "Cuando salí de la escuela náutica-pesquera tenía claro que quería hacer pesca", indica. Y no paró hasta que se embarcó en un pincheiro para Gran Sol. "La tripulación y la armadora eran maravillosas; estaba contenta y me enseñaron mucho", apunta. Ahora Toriza probará suerte en un caladero más lejano, donde quiere "aprender".