La constitución de los océanos hizo que los caladeros, de repente, dejaran de ser un estanque de puertas abiertas a cualquier barco. La extensión de la soberanía hasta las 200 millas supuso un drástico cambio para la flota gallega, que empezó a verse expulsada de las costas norteamericana, británica o de la franja septentrional de África. La de Namibia, costa a la que Galicia había arribado veinte años antes con los primeros congeladores made in Spain, fue especialmente dura y provocó el amarre de decenas de arrastreros. La constitución de empresas mixtas permitió, ya tras su independencia de Sudáfrica, que ese país haya permanecido hasta hoy como una de las mayores despensas para la industria gallega de transformación pesquera. Más de 40 buques gallegos aguardan por el reparto más disputado de cuotas desde la constitución de Namibia como país independiente.

Para las asignaciones de posibilidades de pesca -sobre todo merluza, jurel y rape- se postulaban en el pasado unas 2.000 empresas; el ministerio que dirige Bernhardt Esau ha recibido ahora 5.193. Y se concederán, según los datos oficiales, en torno a 120 derechos. "No se sabe todavía a qué empresas les serán concedidos ni, en segunda instancia, qué cuota les será asignada", constata el consejero delegado de Grupo Iberconsa, Alberto Freire. "No obstante el ministro ha anunciado en repetidas ocasiones que aquellas que han invertido, creado empleo y valor no deben estar preocupadas", añade el directivo. La multinacional gallega cuenta con una decena de buques en la zona, además de una factoría (en Walvis Bay) que opera ya con un sistema IQF (Individual Quick Freezing), recién instalado. "Con las importantes inversiones que hemos realizado y el empleo que sostenemos", señala Freire. En Iberconsa confían en preservar su capacidad.

Como expuso el ministro Esau el mes pasado, muchas compañías han criticado los baremos de reparto de cuotas. "Dicen que, de tenerlas aseguradas, sí invertirían. Recordemos -dijo a renglón seguido- que algunas empresas solían recibir más de 50.000 toneladas cada año durante los últimos veinte. Me pregunto qué más garantías necesitan si las tuvieron durante veinte años" sin revertir nada en la sociedad. Tampoco se ve en esa situación Nueva Pescanova, con fábricas en Walvis Bay y Lüderitz y 14 buques, todo bajo el paraguas de Novanam (y sus filiales). Fuentes de la compañía han recordado la inversión para construir tres arrastreros fresqueros con destino Namibia, uno de los cuales coge forma ya en las instalaciones de Armón Vigo. El grupo que dirige Ignacio González fue el primero en asentarse en el país africano, en la -entonces desértica- ciudad de Lüderitz, al sur del país.

"Para los que optéis [a cuotas] por primera vez, estad convencidos de que estoy decidido a hacer económicamente inclusivo al sector", ahondó Esau en un discurso pronunciado ante representantes de la industria. "Para los que ya queráis repetir, solo puedo decir que el criterio es claro: los que cumpláis los criterios, hayáis invertido y creado empleo, estad seguros que voy a mantener" empleo e inversiones. "Los que no hayáis invertido o creado puestos de trabajo, mala suerte", añadió. Ninguna empresa quiere estar en esa terna; ninguna compañía de capital gallego, de las consultadas por este diario, cree que lo vaya a estar. "Es un factor de incertidumbre, y es normal que se hayan pospuesto algunos planes", interpretan fuentes de la industria, que aguardan que el nuevo reparto "no suponga una entrada masiva" de licencias chinas. El de Walvis Bay es uno de los puertos en los que va a invertir el Gobierno de Pekín, además de en Mauritania, Guinea Bisáu, Gabón o Angola; este segmento de flota de larga distancia es el que más ha aumentado entre los de capital chino.

La presencia de firmas gallegas en Namibia es copiosa. A los casi 25 barcos que suman Pescanova e Iberconsa se unen los de Grupo Pereira, Mascato, Copemar, Marfrío o Videmar. En total, más de 40 unidades (tanto de fresco como congeladoras) están pendientes de la decisión final del departamento de Esau.