Galicia compra ya cinco veces más sardina congelada en el extranjero de la que se vende en sus lonjas. Por sexto año consecutivo, las importaciones de esta especie crecieron en la comunidad y rozaron las 13.000 toneladas. Mientras, las capturas de la flota cerquera y el xeito cayeron al mínimo registrado hasta la fecha: 2.485 toneladas. La necesidad de materia prima por parte de las conserveras y el tirón de una especie cuyo consumo se dispara sobre todo en verano hace que las cajas que llegan a los puertos sean insuficientes. Por eso, mercados como el de Marruecos, Croacia e Italia han ganado un fuerte peso en los últimos años, sumándose además Reino Unido en 2018. En total, 11,3 millones de euros gastados en traer a Galicia la sardina que no se puede pescar en la costa ibérica por las limitaciones impuestas por España y Portugal para recuperar el mermado stock.

La última vez que las importaciones de esta especie cayeron fue en 2012. Desde entonces las compras en el exterior aumentaron cada año, llegando a suponer un 200% más. Si en aquel entonces los envíos se cifraron por parte de la Secretaría de Estado de Comercio (a través del portal Datacomex) en 4.235 toneladas, el año pasado fueron 12.973. Mientras las compras aumentaron más de un 200% en este período, las descargas en la costa gallega descendieron un 70%. Las ventas de la especie bajaron por primera vez de los 5 millones de euros (4,9, un millón menos que en 2017) tras la descarga de esas casi 2.500 toneladas. La culpa la tienen los dos planes de gestión creados por España y Portugal para recuperar una especie que los científicos sitúan en estado crítico. En el primero, que empezó en 2014, se limitaron las capturas a 19.000 toneladas, el tope cayó a 14.600 toneladas para ambos países (recortado a mitad de campaña a 12.000) y solo se permitió pescar seis meses al año (entre mayo y octubre).

E sector conservero asegura que cada año se llegan a emplear hasta 30.000 toneladas de sardina, uno de los productos estrella. Solo el año pasado en España se produjeron 24.560 toneladas de conservas de sardina y sardinillas (un 2,8% más), que alcanzaron un valor de 105,4 millones de euros (+2,9%). Conscientes de la necesidad que hay de la especie en la comunidad, la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga) asegura que el objetivo es "recuperarla" y disminuir así la dependencia del exterior. Sin embargo, entienden que cuando se abre un mercado es "muy difícil que luego se cierre". "El miedo a que sea algo estable siempre va a estar ahí. Si nosotros no podemos pescarla de algún lado tiene que venir la sardina", explica el portavoz, Andrés García.

El principal mercado para hacerse con la especie es Marruecos. De allí procedieron el pasado curso 5.802 toneladas, un 20% inferior a 2017 por el aumento de otras procedencias como Croacia (3.771, un 52% más) o Italia (2.057, un 126% más). A ellos cabe sumar el aumento de Reino Unido (700 toneladas).