Los pescadores gallegos y asturianos que tienen en la pesquería de la caballa una de sus principales fuentes económicas, están decididos a no dar tregua a los partidos políticos inmersos ya en la campaña electoral que, el próximo 28 de abril, otorgará a los españoles la posibilidad de votar por aquellos que considere idóneos para sus funciones ejecutivas y legislativas.

La presencia de los marineros astur-galaicos en los actos políticos será constante, porque quieren que aquello que en campaña dicen entender los aspirantes a gobernar, sea tenido en cuenta por el nuevo gobierno y que el Congreso lo apoye. Reivindican un reparto justo de la caballa que se captura en el caladero nacional Cantábrico Noroeste. Y, en concreto, que se otorguen las posibilidades de pesca en función de lo que las flotas de cada comunidad autónoma significan, porque las embarcaciones del País Vasco, minoritarias en el conjunto de las del citado caladero, pueden capturar el 42% de la cuota, mientras que Galicia, con cerca de 4.000 barcos y Asturias con 150, han de conformarse con el 31% (17% Galicia y 14% Asturias) de la misma en un reparto claramente injusto que premia, por unas circunstancias que solo se entienden desde unos planteamientos políticos disfrazados de derechos históricos, a aquellos que más han pescado en el pasado cercano.

La distribución de cuotas que realiza la Secretaría General de Pesca solo se explica, a juicio de los pescadores gallegos y asturianos, como el pago a los favores concedidos por los partidos nacionalistas en forma de apoyo para que las acciones de gobierno del Ejecutivo nacional de turno puedan llegar a buen puerto.

Esta situación se mantiene desde que, en 2013, se acordó un sistema de reparto basado en los derechos históricos de cada barco que nadie desde entonces ha querido modificar a pesar de las protestas en Galicia y Asturias.

Y, por si fuera poco, la política pesquera de la Unión Europea tampoco contribuye a mejorar la situación. Muy al contrario, incide negativamente en la supervivencia de un sector cada vez más asfixiado, víctima del absoluto desconocimiento del hecho diferencial de la pesca de bajura en el Cantábrico Noroeste por parte de los rectores de un comisariado comunitario que no ve sino pérdidas en sus aportaciones económicas para la supervivencia de la pesca tradicional.