No tiene remedio: gobierne quien gobierne en España, la pesca, como sector y como estrategia de Estado, nunca tendrá futuro en un país que, como el nuestro, jamás la ha tenido en cuenta como hace, por ejemplo, con la Agricultura. Y eso que la ciudadanía demanda cada vez más las proteínas de pescado.

¿Y cómo atender esta demanda sin necesidad de escuchar las muchas voces que, al menos en período electoral, reclaman un Ministerio de Pesca?

Con el silencio.

No será porque el Ejecutivo español no disponga de ocasiones para hablar y explicar su política pesquera.

Como ha ocurrido en Valencia el pasado 25 de abril, con la participación de la secretaria general de Pesca, la gallega Alicia Villauriz, en la inauguración de la Asamblea General de Apromar (Asociación Empresarial de Acuicultura de España) donde manifestó que la acuicultura está llamada a desempeñar un papel fundamental en el relanzamiento social y económico de muchas zonas rurales y litorales de España. Como si así no lo hiciera la pesca.

Tal vez sería descortés por parte de la señora Villauriz pronunciar un discurso favorable a la pesca marítima y sus mil y una maneras de captura, pero podría haber hecho al menos el intento de compensar su defensa de la acuicultura con un canto, mínimo y por lo bajinis, de la pesca. Pero, claro, el Plan Estratégico Plurianual de la Acuicultura Española permite al Ministerio para el que trabaja la secretaria general de Pesca (de Pesca, no de Acuicultura) plantear el objetivo de simplificar el marco legal, mejorar la planificación sectorial, reforzar la competitividad y fomentar la competencia equitativa de... ¡la acuicultura!

Y es que, en el fondo de ese Plan que cito está, como ya se ha indicado, una gran demanda de proteínas de pescado, que crece a un ritmo mayor que el resto de sectores de producción: en los últimos 50 años, el consumo de productos pesqueros en el mundo se ha duplicado, superando en el año 2017 los 20 kilogramos por habitante y año.

Lo malo de todo esto es que el Ministerio de Agricultura y Pesca entiende que la proteína de pescado sólo existe en los peces procedentes de la acuicultura. De aquí que se luche y se potencie lo acuícola en contra de los derechos de aquellos que, sin tener nada en contra de la acuicultura, optamos por la conocida como pesca salvaje, aquella que todavía no se ha logrado reproducir en laboratorio y que se alimenta con peces que se crían y viven en libertad.

¿Qué es lo que ofrece la acuicultura que no otorgue la pesca tanto en economía social como en suministro de alimentación tangible, sumando a todo ello el aporte de pescado capturado en el mar que dedican a la alimentación de los peces de acuicultura o piscifactoría?

Mientras la pesca en España se reduce a la mínima expresión por la carencia de una verdadera política pesquera „siempre condicionada, es verdad, por la Unión Europea„ la acuicultura española continúa liderando la producción en la UE y se sitúa como tercer país en valor de la producción, por detrás del Reino Unido y Francia. El sector acuícola da empleo directo en España a unos 16.000 trabajadores de los 5.100 establecimientos dedicados a la acuicultura en el Estado español.

A mayor abundamiento: España es el primer productor industrial de la UE en productos pesqueros con el 20% de la producción, según datos del Ministerio. Ocupa el primer lugar tanto en volumen como en valor, y destina a consumo humano „no a la elaboración de harinas de engorde„ la práctica totalidad de las capturas realizadas por sus distintas flotas.

Ocupa España el puesto 18 de la producción mundial con el 1,10% de las capturas marinas mundiales; posee la flota más importante de la Unión Europea en términos de capacidad; ocupa el tercer lugar de la flota comunitaria en número de barcos, con 9.300 buques y representa el 0,30% de la flota mundial. Genera el 22% del empleo pesquero de la UE con más de 33.000 tripulantes. Y captura más de 1.000 especies de interés comercial, lo que le permite ocupar el primer puesto mundial en variedad de pescado en la Unión Europea y en el mundo.

Tal vez con estos datos usted, lector, se pregunte como yo por qué la pesca no recibe la misma atención de "su" ministerio que la acuicultura.