A finales de 2017 el cerco gallego casi ni se lo podía creer. Las estadísticas de sus descargas acumuladas aquel año reflejaban unos datos nunca antes vistos, con toneladas y toneladas en capturas realizadas por los 150 buques que forman este segmento de flota en Galicia. Además de jurel, caballa, anchoa, sardina y otras especies como boga o sargo, destacaba por encima de todas el cabalón. Su irrupción en el caladero llegó a desplazar por completo al resto de pelágicos de la costa en buena parte del año y, aunque quisieran, para los patrones sería imposible evitar su captura. La abundante cantidad compensó los bajos precios marcados en lonja -con una media de 0,36 euros el kilo- y la también llamada estornino o xarda pintada (Scomber japonicus) se convirtió en un colchón que permitió al sector cerrar un gran año._Con ello se crearon ilusiones, pero la naturaleza errática de la especie hace que los armadores solo puedan rezar para que vuelva a aparecer como lo hizo entonces y paliar así la escasez de este año, agudizada por el drástico descenso en el cupo de sardina.

A menudo confundidas, la xarda o caballa (Scomber scombrus) y la xarda pintada o cabalón se diferencian principalmente en que la primera tiene rayas por su cuerpo y la segunda tiene puntos negros. Junto a ello también tienen un precio y una calidad diferentes. La caballa es considerada más sabrosa y de mejor calidad, por lo que es más cara en los mercados (el año pasado una media de 1,11 euros/kilo). La segunda, además, se emplea principalmente como carnada.

"Si este año no aparece vamos a tener problemas", lamentan tanto el presidente como el portavoz de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), José Manuel Saavedra y Andrés García, respectivamente. Los armadores de los 107 buques que forman esta agrupación mayoritaria en la comunidad "rezan" un año más a San Cabalón para que la especie no sea esquiva y entre con fuerza. "Para nosotros es muy importante porque la flota se apoyó en esta especie con todo el cambio que hubo en las cuotas", explica Saavedra.

Conscientes de que es muy difícil que se vuelvan a repetir las casi 54.000 toneladas descargadas en 2017 y dubitativos incluso ante la posibilidad de llegar a las 23.300 del año pasado, los armadores de cerco gallegos se conforman con que al menos sirva para complementar al jurel. "Si la flota se dirige a la misma pesquería lo único que se hace es abusar del caladero y se malvenden las capturas", recuerda el presidente de Acerga, que añade: "Necesitamos al cabalón".

La espera

Sin embargo, el sector solo puede esperar el milagro. En lo que va de año las capturas ya han caído a la mitad respecto al mismo período de 2018 (1.460 toneladas) y pese a que el precio ha mejorado en 30 céntimos (0,78 euros el kilo) no es suficiente. La flota necesita que la especie entre en abundancia para que sea rentable su captura, algo que no saben si se producirá.

Y es que la falta de estudios sobre el cabalón también aumenta las dudas. Al tratarse de una especie que no está en el sistema de totales admisibles de capturas (TACs) y cuotas de la Unión Europea (es decir, que no tiene límite para su pesca) no cuenta con estudios en profundidad como sí tienen cada año otras de vital importancia para el cerco como el jurel, anchoa, caballa o sardina. "Lo de aquel año fue algo inusual y dudamos que se vuelva a repetir", mantiene Andrés García. Eso sí, si dependiese de ellos, ojalá fuese así siempre. Para el sector, nunca mejor dicho, el cabalón es una bendición.