La modernización de todos los sectores productivos es una realidad y aquellos que producen fuera de la ley tampoco quieren quedarse atrás. Ayer, la Policía Autonómica de Galicia anunció que había detenido a un furtivo en A Coruña que utilizaba un torpedo submarino para moverse debajo del agua y acudir a las zonas de extracción de percebe. Consigo tenía todo un equipo de submarinismo profesional que le permitía trabajar rápido y sin ser detectado por las autoridades. Una nueva muestra de que el furtivismo sigue trabajando de forma intensa en la costa gallega... Y de Portugal: ayer la Guardia Civil y la GNR lusa anunciaron dos actuaciones separadas en las que se incautaron de media tonelada de almeja ilegal en Caldas y de 11 toneladas en el norte luso.

En el caso coruñés, la Policía Autonómica explicó que en el momento de la detención se decomisó todo el equipo, un vehículo, varios útiles para la extracción y limpieza del molusco, así como 44 kilos de percebe de gran tamaño, que en lonja podrían alcanzar un valor de 5.200 euros. Junto a él cayó también una mujer que hacía labores de vigilancia.

Sangrante es también, por lo habitual, el caso luso. Rara es la semana que la GNR no anuncia la intervención de varias toneladas de almeja, sobre todo de la variedad japónica. El caso de ayer tuvo lugar en Vila do Conde. Allí los agentes dieron el alto a un vehículo que cargaba 11.740 kilos de almeja japónica, con un valor estimado de 105.660 euros. Dos hombres de 45 y 60 años fueron identificados, ya que la carga carecía del tamaño mínima legal.

Por su parte, la Guardia Civil anunció ayer que en "el escaso margen de dos meses" se incautó en la provincia de Pontevedra de más de tres toneladas de almeja portuguesa. El último alijo, en la madrugada del martes: los agentes detuvieron a un turismo con matrícula lusa en la AP-9 a la altura de Caldas de Reis. Presentaba signos de exceso de peso y en su interior cargaba con 23 sacos que contenían 562 kilos de almeja ilegal.