El año pasado la Fiscalía de Lisboa consideraba probado que Galicia importaba almeja lusa de forma ilegal. Basándose en un informe policial, anunciaban pruebas de la presencia de compradores gallegos de almeja en playas como la de Samouco, en el distrito de Setúbal y donde el pasado 9 de abril la GNR incautó nada menos que 8 toneladas de almeja. Pese a que la operación Clamp se concretó en 2018 y alcanzó repercusión en los medios, las investigaciones se iniciaron en 2015, centrándose en el estuario del Tajo, una zona en la que en julio de aquel año el Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF) identificó a 430 extranjeros y 215 portugueses trabajando de forma ilegal en los arenales.

El golpe propinado a los furtivos que introducían almeja ilegal en Galicia supuso un vuelco en las ventas del recurso extraído de forma legal por las mariscadoras de la comunidad gallega. En aquella ocasión el sector celebraba el mejor inicio de año para el marisqueo en una década, con una facturación que superaba los 15,5 millones de euros, y las cofradías resaltaban el alza en el precio de la variedad japónica desde la operación. Aquellos datos, sin embargo, no se han repetido este año. En el mismo período „hasta el 15 de abril„ las ventas cayeron un 20%, hasta los 12,4 millones. Quién sabe si se debe a la entrada de almeja ilegal lusa.