España y Portugal, con la aquiescencia de la Unión Europea, han intentado solventar el grave problema que les acarrea la no recuperación del stock de sardina ibérica. Esa hasta ahora unión de España y Portugal para afrontar tal carencia en el caladero está en peligro dado el posicionamiento luso de aplicar un incremento de 1.800 toneladas a las algo más de 7.000 acordadas para Portugal en la campaña actual (cuando a España correspondían alrededor de 2.000 y a las que los pescadores gallegos prácticamente han renunciado dado el casi nulo margen de posibilidades de pesca que existe en este momento y que difícilmente va a poder recuperarse en 2019).

Si Portugal aplica el anunciado incremento, es más que seguro que la Unión Europea „que apuesta por la recuperación del stock con la aplicación de medidas sumamente restrictivas y sin tener en cuenta que el sistema de conteo de tal reserva crea demasiadas dudas incluso entre los científicos„ aplique en la campaña de 2020 un total admisible de capturas (TAC) cero que descabezará al sector cerquero gallego para el que la sardina resulta fundamental. Tanto como lo es para la flota de sardina portuguesa, lo que no impide a los responsables de Pesca del país vecino emprender aventuras en las que, queriéndolo o no, implican a España y especialmente a los pescadores gallegos que, como ya he dicho, han dejado de pescar sardina ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos últimos.

¿Qué lleva, entonces, a las autoridades lusas a decidir por sí y sin consenso el incremento de la cuota acordada para ese país en 2019?

Hay rumores que nadie ha podido traducir a hechos reales sobre una supuesta recuperación del stock de la sardina. Pero son solo eso, rumores. Nadie lo ha confirmado materialmente. Se está más cerca de la aplicación del TAC cero para ambos países de la península Ibérica por parte de la Unión Europea que de la ratificación por los organismos comunitarios de que la pesquería pueda ser reabierta. Y Portugal lo sabe. Como lo saben también los cerqueros de Galicia, que han optado por dedicarse a otros objetivos en su pesca diaria y que ahora, por la obcecación de los responsables lusos de Pesca, pueden verse abocados no ya solo a quedar sin sardina en 2019, sino que la campaña de 2020 está también en peligro. Algo que sería ruinoso para un subsector de la pesca que en Galicia tiene en vilo a un buen número de poblaciones pesqueras y no digamos ya a la industria conservera.

Es probable que Portugal supere este año esa cuota de 7.181 toneladas. Pero con la misma probabilidad se despedirá en 2020 de la hipotética cuota que entonces le correspondería, con el añadido de que arrastra a España al irremediable "tocado y hundido" de su flota artesanal.