La piratería en el océano Índico está bajo mínimos, con ataques "absolutamente puntuales" a barcos, que son repelidos por la seguridad privada a bordo y por las fuerzas militares de la misión Atalanta, un escenario muy distinto al de hace justo 10 años, cuando fue secuestrado el atunero Alakrana. La secretaria general de Pesca, Alicia Villauriz y el secretario general de la patronal española de armadores (Cepesca), Javier Garat, coincidieron en este análisis una década después del suceso que marcó un antes y un después en la estrategias de seguridad de los buques que faenan en esas aguas.

Para Villauriz, la situación "cambió mucho" y los barcos pueden desarrollar su trabajo con "tranquilidad", gracias a las medidas de seguridad. Actualmente, se puede producir algún ataque "muy esporádico" que cuenta con la respuesta "rápida" de los sistemas de vigilancia marítima y aérea establecidos. La secretaria general de Pesca defendió la funcionalidad de la misión Atalanta de la Unión Europea (UE) contra la piratería, de la que forma parte España.

Tras el secuestro del Alakrana, cada barco incluyó seguridad privada a bordo, refuerzo al que contribuyó el Gobierno.