La medida que permite al Estado subvencionar el combustible que utilizan los barcos de pesca es, sin duda, bien recibida. Y necesaria. Pero no estoy en absoluto convencido de que ese sea el sistema adecuado para mantener flotas como las del arrastre o el cerco que, habiendo modificado muchas de sus unidades pesqueras las potencias de sus motores, consumen mucho más gasoil del que correspondería a su caballaje cuando este se ha variado exclusivamente para tener una potencia de tiro o arrastre que nadie autorizó oficialmente al barco. De esta manera nuestras flotas siguen mintiendo a la Unión Europea además de hacerlo a la Xunta de Galicia y al Ministerio de Pesca, a la vez que se benefician de las aportaciones económicas que cada español realizamos para lograr la pervivencia de unos barcos cuya vida les niega la Comisión de Pesca por la vía de los TAC y cuotas.

Es, sin duda, pesca ilegal. El consumo de gasoil subvencionado actualmente por kilovatio de potencia de los motores de los barcos de cerco y arrastre, se subvencionaba anteriormente en base al consumo declarado y previa demostración del mismo. No han querido, no han podido o no han sabido parar esta sangría y, por lo que se ha podido saber, va a ser la Unión Europea la que, definitivamente y en muy poco tiempo, se encargue de hacerlo. La Comisión de Pesca va a poner a cada quien en su lugar, basándose en un informe elaborado que evidencia esas irregularidades consideradas en la práctica un delito: el 51% de los 68 barcos pertenecientes a 15 Estados miembros que han sido supervisados tienen mayor potencia „hasta tres veces en algunos casos y en otros, la mayoría, hasta el doble„ de la registrada oficialmente.

El informe se hizo público el pasado mes de junio y se complementa ahora con datos contundentes: en un 16% de los casos se incumple la regulación de las restricciones de potencia y la Comisión concluye que no son efectivos los sistemas utilizados por los países miembros para controlar que no se exceda la capacidad motora certificada.

De los 68 barcos investigados por la Comisión de Pesca, 4 son del caladero Cantábrico Noroeste y todos ellos exceden la potencia motora entre un 53% y un 198%, casi el triple de lo certificado, algo que se ha denunciado por activa y por pasiva desde hace unos cuatro años sin que se hubieran producido modificaciones al respecto. Más aún: las autoridades españolas consideran que 11 de los 12 barcos supervisados cumplen con la normativa. Para la Comisión, los sistemas nacionales de certificación no funcionan „hay quien considera que se manipulan„ porque se utilizan datos facilitados por el fabricante, de ahí que la UE haya elaborado un informe nada favorable para España y que puede llevar al amarre a los barcos afectados y aquellos otros que hayan seguido la misma vía.

Hasta 1986, año de ingreso de España en la CEE (hoy Unión Europea), 135 barcos de arrastre promediaban los 450 caballos de potencia. En la actualidad son 85 los barcos y su potencia no es inferior a los 1.300 caballos. Es decir: antes disponíamos de una flota arrastrera con una potencia de 60.000 caballos y, actualmente y con menos buques, esa flota tiene 100.000 caballos de potencia. Cuando en 1986 se produjo la integración española en el Mercado Común, se capturaban 260.000 toneladas de sardina y hoy apenas se alcanzan las 60.000. Incrementamos potencia y la pesquería de la sardina, fundamental para una flota como la cerquera de Galicia, se ha reducido drásticamente. La sardina ha colapsado „aseguran en el sector„ en muchos caladeros. ¿Tiene la culpa el aumento del caballaje de los barcos, incluidos los de la bajura?

La capacidad motora actual puede que no responda a la de los caladeros.