Las redes "fantasma", abandonadas o perdidas en el mar, suponen en torno al 10% de todos los plásticos que contaminan el mar, lo que equivale a 640.000 toneladas al año, según un informe de Greenpeace que exige a los gobiernos de todo el mundo que alcancen un Tratado del Mar que incluya la protección del 30% de la superficie de los océanos de aquí a 2030.

El informe de la ONG alerta del impacto mortal de las redes fantasma en la fauna marina (que se queda atrapada en ellas) a consecuencia del abandono o pérdida de redes en el mar. El trabajo se publica en el marco de la expedición De Polo a Polo que en este momento está en el Monte Vema, una montaña submarina muy rica en biodiversidad en el Atlántico, a unos 1.000 kilómetros de la costa de Sudáfrica, donde aún pueden encontrarse restos de la industria pesquera que alguna vez estuvo activa.

El portavoz de la campaña Protege los Océanos, Thilo Maack, ha denunciado que mucho tiempo después de terminar su vida útil, las redes de pesca siguen matando y mutilando la vida marina y contaminando incluso ecosistemas remotos. "Es bastante macabro ver el legado de la pesca destructiva en un lugar tan remoto como este", ha señalado.