La flota pesquera con puerto base en A Coruña se vio reducida en la última década. En estos diez años se perdió una cuarta parte de las embarcaciones asociadas al puerto coruñés ya que en 2009 contaba con 121 barcos, mientras que en la actualidad la cifra se queda en 93 buques, según los últimos datos de los que dispone el Rexistro de Buques Pesqueiros de Galicia. El sector coruñés señala como principal causa de la pérdida de pesqueros la incertidumbre que se vive en torno a la pesca. "Hay varios factores que influyen en esto: los altos precios del combustible, la poca cuota disponible para los barcos, la incertidumbre de cara al futuro, la presión de las inspecciones... Al final muchos armadores decidieron abandonar el sector", concreta el gerente de la asociación PescaGalicia, Juan Carlos Corrás.

Las embarcaciones de artes menores son las más numerosas, con 75, aunque hace una década la cifra ascendía hasta las 88. El patrón mayor de la cofradía de A Coruña, Felipe Canosa, señala que el cambio en las normativas es un factor que influye directa e indirectamente en la pérdida de flota. "El sector venía funcionando de una manera, pero de repente se empiezan a cambiar ciertos aspectos. En algunos casos las personas no supieron adaptarse a lo nuevo, o sus empresas no eran sostenibles con esos cambios y tuvieron que abandonar la pesca", manifiesta Canosa.

Europa y sus normas a la pesca comunitaria sumaron nuevos "quebraderos de cabeza". "Antes no había que llevar extintores, bengalas, botiquín... En una embarcación pequeña es imposible meter tantas cosas", apunta el líder del pósito coruñés. Otra traba que encuentra es la burocrática, que pone "más piedras en el camino". "Tienes que entregar certificados, las tasas, la alternancia de artes... Todo requiere mucho papeleo. La gente que sabe manejarlos lo hace bien, pero los que nos dedicamos al mar y salimos a trabajar a las 04.00 horas no siempre tenemos la cabeza enfocada en eso y a veces se te pasa", señala Canosa.

Los costes que genera un pesquero también afectan mucho a la hora de decidirse a continuar o no con una empresa. "A veces es exagerado. A mucha gente se le hace cuesta arriba y busca otras opciones. Sería necesario mejorar la calidad de vida y de trabajo. Esto no se arregla desde un despacho", sostiene el patrón mayor de la cofradía de A Coruña.

En el caso del arrastre llama la atención la pérdida de arrastreros que trabajaban en aguas comunitarias: en 2009 había 12, mientras que en la actualidad tan solo quedan tres. El representante del arrastre coruñés indica que hubo varios factores que provocaron esta reducción en la flota arrastrera. "La crisis económica y el encarecimiento del combustible afectaron. Después vivimos el plan de recuperación de la merluza, por lo que las posibilidades de pesca se redujeron mucho", explica Corrás.

Pero el hecho que más daño provocó fue la incertidumbre. "No puedes cambiar los reglamentos año tras año. Hay que permitir una producción más o menos estable, sin hacer recortes drásticos en las cuotas porque esto deriva en un perjuicio económico para el sector extractivo, pero también para el comercializador", expresa el también presidente de la lonja de A Coruña, que añade que esta situación no solo se da en el puerto local, sino que es algo generalizado que sucede en Galicia y en España.

Por eso el futuro de la pesca no se llega a ver claro. La incertidumbre y la falta de relevo generacional van de la mano. "Solo hay sitio para las grandes empresas. No se le garantiza el futuro a la gente que se quiere meter en el sector", lamenta Corrás.