La postura de los pescadores españoles de rechazar el uso a bordo de los barcos de cámaras con las que las autoridades puedan monitorear las tareas de pesca, no es exclusiva. El proyecto de la Unión Europea de, en la práctica, escanear la actividad que se desarrolla a bordo de todas y cada una de las embarcaciones es asumida también por otros profesionales pesqueros como los daneses, que se han cerrado en banda a la pretensión de su ministro de Pesca de, en el caladero de Kattegat, controlar las pesquerías que aquí desarrollan los pesqueros de su país.

La Asociación Danesa de Pesca considera que se trata de un control innecesario y plantea su negativa a la existencia de los que denomina "vigilancia con cámara", coincidiendo con el sentir absolutamente mayoritario del sector pesquero español y portugués, entre otros Estados miembros de la Unión Europea. Debe haber unas reglas comunes para los pescadores comunitarios, pero no a costa de trabajar bajo control mediante el uso de cámaras que ellos, los pescadores, no manejan ni, por tanto, pueden a su vez controlar. Monitorizar las tareas de pesca es, se dice, el objetivo; pero nadie asegura el uso de los que esas cámaras filmen. Además, según han expresado muchos marineros gallegos, la instalación a bordo de cámaras es como un reconocimiento implícito de desconfianza en el sector. Y no es de recibo. Porque la existencia de tal monitoreo no tiene otra justificación que la desconfianza. Y esta parece estar centrada en la actividad pesquera comunitaria que no es, precisamente, la que produce los mayores quebraderos de cabeza a los rectores de la Pesca en la Unión Europea.

En España, armadores y pescadores están absolutamente de acuerdo en lo innecesaria de la medida que propone la Unión y para la que no encuentran una justificación. Además de ser un gasto innecesario, son muchos los que consideran que la cámara o cámaras que pudieran instalarse en los barcos atentarían incluso contra la intimidad de las personas, en este caso los tripulantes de las embarcaciones monitorizadas. Este hecho podría ser, además, condenado judicialmente. Y a ello se atienen aquellos que con más vehemencia se manifiestan en contra de tal instalación.

Alguien dijo un día: "No vivo de la pesca, pero sin ella no puedo vivir". La Unión Europea debe dejar vivir y pescar, y colocar cámaras en, por ejemplo, sus propias dependencias.