El calentamiento global empieza a mostrar sus efectos en el mar. El aumento de la temperatura de las aguas, ayudado de una buena gestión de la pesca desarrollada por la Unión Europea, provoca el desplazamiento de numerosos peces que tienen un alto interés comercial hacia el norte. Este hecho lo confirma un estudio internacional en el que participaron investigadores del Instituto Español de Oceanografía y que fue coordinado por el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Aberdeen, de Escocia.

Los autores del trabajo, publicado en la revista Ecography, observaron que las áreas de distribución de 73 stocks pertenecientes a 19 especies diferentes cambiaron de forma significativa en los últimos 30 años. Uno de los pescados que sufren las consecuencias del calentamiento de los mares es la merluza (los puertos gallegos descargaron más de 27.400 toneladas en 2019). Lo habitual era que los pescadores encontraran este recurso en los mares del sur de Europa, aunque ahora se expandió hacia el norte. Otras especies que sufren la misma situación son la anchoa, el jurel o el lenguado, ya que se desplazaron hasta el mar del Norte, el Báltico y el oeste de Escocia. En esa línea se mueve también el bacalao, pescado nórdico, que redujo su área de distribución en esa latitud.

El estudio demuestra que otro factor importante en este movimiento de los peces fue la gestión pesquera que desarrolló la Unión Europea con la Política Pesquera Común (PPC). Las medidas adoptadas por Bruselas para regular la captura de diferentes especies propició su recuperación y los científicos señalan que esto influyó en que expandieran el área en el que habitualmente se encontraban.

Cambios en los repartos

El investigador de la Universidad de Aberdeen, Alan Baudron, apunta que, ante los cambios que se observaron en el estudio, es necesario revisar la estabilidad relativa ya que está basada en datos de hace más de 40 años. "Los cambios en las distribuciones crearon un desajuste entre las asignaciones fijas y la abundancia de peces dentro de las áreas de gestión", señala Baudron.

Los investigadores ilustran los problemas que puede crear este desajuste con la merluza. Cuando se realizaron las asignaciones siguiendo las capturas históricas en la década de 1970, los desembarques de esta especie en el mar del Norte eran insignificantes, por lo que se le dio el 3% del TAC, que ahora tiene el 34% de todo el stock. Este desequilibrio derivó en un descarte masivo en 2011. Los científicos recuerdan que las asignaciones actuales se hicieron en base a "condiciones ecológicas marcadamente diferentes", poe ello insisten en la necesidad de revisar los principios de la estabilidad relativa ante la evidencia de los cambios en la distribución de estos peces "para que las poblaciones se gestionen de manera sostenible", recogen los investigadores en su estudio.