Unos a Asturias, otros al País Vasco. algunos a Portugal y otros, vendidos „es decir, "exportados"„ a África. Es el triste destino de una decena, más o menos, de arrastreros gallegos que, ante la imposibilidad de pescar en aguas del caladero nacional Cantábrico Noroeste manteniendo su base en puertos de las provincias de Lugo y A Coruña, optan sus armadores y tripulantes por tomar la maleta y jugársela al todo por el todo antes que perder totalmente su condición de marineros.

Me lo cuenta un armador de Burela, harto de incomprensión y de que en la Consellería do Mar no se defiendan los intereses de un sector que es básico para la economía y la sociedad de este país que es Galicia: "Hemos hablado de lo divino y lo humano „me comenta el burelense que comenzó a pescar a la edad de 13 años„ y nunca hemos arreglado nada. Nos perdemos por la boca, como algunos peces. La Consellería do Mar no nos tiene en cuenta ni para defender los intereses socioeconómicos de nuestra Autonomía. Aquí, ahora, con la costera de la caballa, la cuota que nos adjudican no tenemos ni para defender el barco. Obviamente nosotros nos vemos en la obligación de buscar salidas a este problema. Estas salidas se nos ofrecen en Asturias, en Euskadi. en Portugal, y no en Galicia, que es tu tierra. Hemos pedido autorización para trasladar temporalmente la base de nuestros barcos a esas comunidades autónomas, y la Xunta no nos ha dado ni permiso, ni solución. Y hay quien ha tomado la decisión de exportar los barcos, establecer la base de estos allí donde somos bien recibidos y atendidos adecuadamente. Desde Galicia se nos obliga a viajar el viernes para estar con la familia hasta el domingo y regresar al puerto base. En la mayor parte de los casos, 16 horas de ruta por carretera, que es más del tiempo que realmente pasas con los tuyos. Nosotros hemos propuesto que los barcos permanezcan en puertos próximos a las zonas de pesca, acumular los descansos de dos fines de semana y dar a las tripulaciones la oportunidad de estar en sus respectivas casas al menos tres o cuatro días después de 15 de trabajo. Pero en la consellería se niegan a permitir lo que proponemos. Y tampoco les gusta que cambiemos la base de nuestros barcos; pero nosotros somos los que pagamos las hipotecas y los tripulantes no pueden regalar su esfuerzo".

Por esto y por otras muchas cuestiones que tienen que ver con los repartos de cuota se van de Galicia los barcos arrastreros que nadie quiere y que casi todos condenan: "es cierto, no nos defiende nadie". Los arrastreros están condenados y quieren acabar con nosotros desde el infausto día en que España "entró" en la Unión Europea. Entre exportaciones y desguaces, la comunidad gallega está perdiendo una flota emblemática que "no es mejor ni peor que las otras, y que ha sacado y saca mucha hambre de nuestros pueblos. El arrastre no es malo per se. No hay quien lo defienda, a pesar de que muchos somos los que comemos de él. La Xunta lo sabe mejor que nadie, pero cuando le conviene se pone la ropa ecológica y parece descargar en nosotros, los trabajadores del arrastre, los perjuicios de la pesca", concluye el armador burelense con casi 50 años de lucha en el sector extractivo.

Un armador con varios cupos de caballa adjudicados no puede mantener su empresa. Y la Xunta parece entender que la defensa de este tipo de pesquería le otorga poca credibilidad. La salida que les queda es hacer la maleta.