Un desastre también puede convertirse en oportunidad. Al menos así lo apuntaron ayer en Muxía varios jóvenes procedentes de tres países que participaron en una jornada internacional sobre el voluntariado medioambiental. Los jóvenes llegados de Cabo Verde, Portugal, Argentina y Galicia recordaron el accidente del Prestige que hace siete años tiñó de negro las playas de la comarca y convertía Muxía en la zona cero.

La delegación estudiantil recordó la masiva movilización de los voluntarios que desde lugares muy diversos llegaron a A Costa da Morte para limpiar el chapapote de los arenales. Siete años después apenas queda huella de esa catástrofe medioambiental sin precedentes que sirvió para dar a conocer al mundo entero lugares emblemáticos de la comarca que después serían visitados por miles de personas.

La jornada de ayer se enmarca dentro del proyecto internacional Open Minds que organiza el Consello da Xuventude de Galicia en colaboración con entidades juveniles de Cabo Verde, Portugal y Argentina. Los jóvenes fueron recibidos por el alcalde de Muxía, Félix Porto, miembros de Protección Civil y de la Cofradía de Pescadores, entidades imprescindibles cuando se produjo el accidente del Prestige.

También visitaron el museo del Voluntariado, que, precisamente, debe su nombre al movimiento social que se generó entonces en esta zona; comprobaron cómo el chapapote ha desaparecido de las playas de O Coído y Cuño, unos de los lugares más afectados por el petrolero; y conocieron la zona emblemática de Cabo Touriñán.