La autopsia practicada ayer a los cuerpos de Amador Lorenzo Seijas Viñas y María Emilia Seijas Viñas, ambos vecinos de Bergondo, confirma que el primero mató a su hermana con una escopeta y luego se quitó la vida.

Según manifestó ayer la Guardia Civil de A Coruña, el informe elaborado por el forense -que ya ha sido remitido al Juzgado de Betanzos- corrobora así la línea de investigación abierta por el instituto armado una vez tuvo conocimiento de los hechos, ocurridos la tarde del pasado sábado, sobre las 20.30 horas. Los agentes manejaban entonces las hipótesis del asesinato y el suicido, que ahora ratifica la autopsia, por lo que han dado la investigación por cerrada.

Amador Lorenzo Seijas tenía 66 años y residía junto a su mujer en el número 133 del lugar de Sobredaigrexa, en la parroquia bergondesa de Guísamo, en un chalé de reciente construcción. Su hermana, de 75 años, también vivía con ellos y era sordomuda. En cuanto a los motivos que pudieron llevar a Amador a asesinar a su hermana y luego suicidarse, la Guardia Civil asegura desconocerlos.

Según comentaba ayer una vecina, el sábado la esposa de Amador se había ido de compras con su hija a Ferrol y el propio Amador se había pasado por la parrillada que regentó durante años -situada en el cruce entre la N-VI y la carretera a Ferrol, ahora llamada Rancho Grande- a recoger restos de comida para el perro. "Él era un hombre tranquilo, pero a su hermana nunca la vimos por aquí. Se dice que cuidaba de ella desde hace mucho", añadía la vecina.

Fue la mujer de Amador Lorenzo la que se encontró con los cuerpos de su esposo y su cuñada al llegar el sábado a su domicilio y la que pidió ayuda a sus vecinos para que éstos diesen aviso de lo sucedido a sus familiares y a los cuerpos de emergencia y seguridad.

El juzgado de guardia de Betanzos se puso entonces en contacto con la empresa funeraria Servisa para que trasladase ambos cuerpos al depósito de cadáveres, a la espera de que se les practicase la autopsia para poder confirmar así las causas de sendas muertes.

En la parrillada que había regentado Amador Lorenzo, próxima al parque empresarial de Bergondo, se podía leer ayer un cartel en la puerta avisando de que el establecimiento estaría cerrado desde la seis hasta las ocho de la tarde, puesto que el funeral, oficiado en la iglesia de Santa María de Guísamo, fue fijado para las 19.30 horas.

Allí, una empleada confirmaba ayer que Amador Lorenzo se había pasado por el restaurante "unas dos horas antes" del trágico suceso, a recoger carne para el perro. Otro empleado comentaba que el fratricida estaba retirado, pero que realizaba labores en sus fincas. En el establecimiento hostelero situado junto a la carretera N-VI, que une A Coruña y Ferrol, también se reunieron ayer algunos compañeros de trabajo del hijo de Amador, que es militar, horas antes del funeral.

El Ayuntamiento de Bergondo se puso en contacto el pasado domingo con la viuda y los dos hijos de Amador Lorenzo Seijas para poner a su disposición, así como de otros familiares, todos los medios de asistencia psicológica de los que dispone.

La mujer del fallecido, que descubrió los dos cadáveres al regresar a la residencia familiar a última hora de la tarde del sábado, y sus hijos, recibieron ayer a lo largo de todo el día numerosas muestras de afecto de allegados y vecinos, que acogieron con estupor el suceso.

Numerosos residentes en Guísamo expresaron su consternación por el suceso. Todos los vecinos consultados coinciden en describir al homicida, muy popular en Bergondo por regentar una conocida parrillada, como una persona tranquila y reservada.

En cuanto a la hermana, era sordomuda, pero quienes la conocieron en Xestoso, de donde eran originarios los dos hermanos, la recuerdan como una persona inteligente que se hacía entender muy bien por señas.

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La familia de Amador Lorenzo y María Emilia Seijas Viñas ordenó la incineración de los cuerpos de los dos hermanos una vez el forense les hubo practicado la autopsia, cuyo resultado no estuvo listo hasta ayer, ya que los domingos no se realizan. El funeral se ofició a las siete y media de la tarde en la iglesia parroquial de Santa María de Guísamo, próxima a la N-VI, y a él asistieron decenas de familiares y allegados.

Tras la misa, la familia de Amador y Emilia procedió a depositar las cenizas en el panteón que posee en el cementerio parroquial. Debido a las características de la carretera que lleva al templo, próximo al polideportivo municipal y al centro de salud de la localidad, cuatro voluntarios de Protección Civil se acercaron ayer hasta el acceso a la iglesia para regular el tráfico, labor que finalmente no fue necesaria.