Mazda es una de las marcas que mayor crecimiento ha tenido en los últimos tiempos. Bajo la filosofía "jinba ittai", la firma japonesa ha dado un salto de calidad en sus modelos, colocando al CX-5 en lo más alto de la gama, que en su último frestyling da un paso al frente con algo más que unos simples cambios.

Con respecto a su predecesor, el vehículo es un centímetro más largo y tres centímetros y medio más bajo, manteniendo las dimensiones en cuanto al ancho y a la distancia entre ejes. Estos mínimos cambios, sin embargo, le dan al vehículo un carácter más deportivo y, evidentemente, lo convierte en más aerodinámico.

Los principales cambios llegan en la parte frontal. El capó es más largo, lo que permite que la base de los limpias queden cubiertos y en la parte delantera se prolongue como si fuera una visera. Otro de los cambios importante llegan con los nuevos faros, más estrechos y alargados que se prolongan hasta el lateral del vehículo, acentuándo la sensación de potencia y de agresividad. La calandra es más grande que en el modelo anterior, con un formato completamente diferente, en donde destaca el logo de la marca japonesa, rodeado de una lámina en forma de V. En la partre trasera, las ópticas en forma de lágrima se sitúan a la altura media y marcan estilo. El maletero cuenta con una capacidad de 506 litros, pudiendo lograr hasta los 1620 en función de la posición en la que coloquemos los asientos traseros.

Otro de los cambios importantes llegan en el interior. La calidad de los materiales empleados ha mejorado de forma considerable, y las combinaciones de cuero con los accesorios le dan un toque de calidad premium. La pantalla está situada en la zona alta de la consola central, y la verdad es que ese pequeño detalle se agradece, ya que de esta manera no hay que bajar la vista para ver, por ejemplo el navegador, si nuestro vehículo no dispone de "head-display". El volante, de tres radios, dispone de toda la botonería que podemos necesitar a la hora de conducir, y es totalmente regulable. Destacable también la amplitud de las plazas traseras, que permiten que dos pasajeros vayan cómodos. El tercer ocupante de la parte trasera tiene el inconveniente del túnel de transmisión.

En esta ocasión probamos el motor de gasolina de 165 CV. Un motor ágil y ligero cuando lo llevamos en alta, pero al que le cuesta un poco empujar desde abajo, algo que parece normal con un peso de más de dos mil kilos.