De un tiempo a esta parte, el vehículo eléctrico se ha puesto de moda tras las declaraciones de varios dirigentes que condenan el futuro de los combustibles fósiles. Aunque existen varias alternativas que ya existen y se comercializan, la realidad es que el vehículo eléctrico suma cada día más adeptos, a pesar de la falta de infraestructura y, en muchos casos, su elevado precio. En Neomotor hemos probado uno de los primeros modelos eléctricos que apareciendo en el mercado, allá por el 2013, fecha en la que salió al mercado el Renault Zoe. La nueva versión incorpora una nueva batería que alcanza los cuatrocientos kilómetros de autonomía, pero también existe una batería R240, con una autonomía de 240 kilómetros. Este ha sido el modelo elegido para nuestra prueba, y la verdad es que al principio aterraba la idea de disfrutar de un vehículo eléctrico con el handicap de no disponer conector en mi garaje.

Lo primero que debes hacer cuando te pones al volante de un coche eléctrico es el de cambiar el "chip" de tu manera de conducir. Olvídate de estar en el semáforo pisando el acelerador a la espera que se ponga en verde. Por supuesto menos altas velocidades y más una conducción relajada.

UN JUEGO ATRACTIVO

Sin embargo no todo son malas noticias, con respecto a la forma de conducir. Cuando te pones al volante de este tipo de vehículos nace en uno una especie de concurso para tratar de obtener el mayor rendimiento. En este tipo de vehículos es muy importante tener en cuenta la anticipación. Si en lugar de forzar la frenada cuando llegamos a una rotonda o a un semáforo en rojo, comenzamos a pisar el pedal cuando vemos que vamos a tener que parar, ese tiempo de frenada genera una energía que nos va a servir, en cierta medida, para recuperar la energía gastada.

Lo mismo que sucede con la frenada, se aplica cuando circulamos por calles con pendientes, escenario perfecto para la generación de energía. Después de unos días de uso te acostumbras fácilmente a esta nueva forma de conducir y aparece esa competitividad para ver si logramos aumentar la autonomía del vehículo y recargar energía cuando más tarde mejor.

Durante una semana tratamos de obtener el mejor rendimiento del Renault Zoe con la única intención de alargar el momento de la recarga, y los resultados no pudieron ser más satisfactorios. Fue una semana en la que rodamos algo más de doscientos kilómetros en ciclo urbano, ya que si pretendemos hacer un viaje eso ya es harina de otro costal. Siete días en los que intentamos ser lo más eficientes posibles, devolviendo el coche al concesionario con algo más de cien kilómetros de autonomía, por lo que las sensaciones no pudieron ser más positivas.

Silencio al máximo nivel

Podría considerarse una virtud el silencio de un coche eléctrico, pero desde mi punto de vista el próximo objetivo de los ingenieros debe ser el de ponerle sonido. Este tipo de vehículos está diseñado para circular en núcleos urbanos, en donde los peatones cruzan por donde no deben, o los conductores se saltan señales o semáforos al no escuchar la llegada de otro coche. Ponerle sonido al coche eléctrico podría considerarse más por seguridad que por otra cuestión.

Evidentemente si adquirimos un coche eléctrico ha que pensar en su carga. Las nuevas leyes obligan a las comunidades a permitirnos la instalación de una estación de carga, y de tenerla podemos contemplar la compra de un vehículo eléctrico como una gran elección. Otra cosas es el precio del vehículo.