Hace unos días tuve la oportunidad de acudir a un curso de conducción, algo que recomiendo a todo el mundo después de haber vivido la experiencia. A lo largo de un intenso día, los monitores nos explicaron diferentes tipos de conducción que, posteriormente, aplicamos nosotros en el circuito.

Nada más llegar al circuito, uno de los profesores del curso nos explica en un breve "briefing", las peculiaridades del escenario elegido, de los vehículos que vamos a conducir, amen de refrescarnos con un video sobre la forma de ponernos al volante, situación de las piernas y las manos.

En pista, los primero que toca es hacer el sector de frenada. Luis, el instructor, lo primero que pregunta es ¿quien sabe frenar bien?, y todos levantamos la mano, aunque después de "su" ejemplo, todos la bajamos rápidamente. Frenar es un acto intuitivo, reflejo, pero que es de gran importancia. Finalizado el curso nos dimos cuenta de que por muy fuerte que pisemos el pedal, este no se rompe, y la diferencia de esa intensidad a la hora de pisarlo puede ser clave para salvar nuestras vidas.

Luis nos enseñó a ponernos de pié sobre el pedal, lo que por un lado acortará el recorrido de frenada, y por otro nos permitirá controlar la dirección de giro. Hace unos días lo puede comprobé en la AP9, cuando un conductor se pasó en una salida y frenó para corregir. Instintivamente apliqué lo que me enseñaron, por lo que evité el siniestro. Frenar no es, por lo tanto, una cosa banal.

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