En verano se producen muchos desplazamientos en coche. Este año, además, la pandemia del coronavirus provocará que muchos opten por el vehículo privado antes que por el transporte público para llegar a sus destinos vacacionales en viajes que suelen ser largos. Antes de lanzarse a la carretera, se debe tener en cuenta que el verano es una estación especialmente dura para el coche, con las altas temperaturas por norma, con posibilidad de retenciones y además, con desplazamientos más largos de lo habitual.

Desde Northgate Renting Flexible han elaborado una lista de consejos para tener un buen viaje y garantizar la seguridad propia y la del resto de usuarios de la vía.

Planificación, hidratación y mantenimiento

Antes de nada, conviene estar seguro de que el vehículo con el que se va a viajar está en perfectas condiciones. Es vital verificar el nivel de aceite y proceder a rellenarlo o a cambiarlo si es necesario. Cabe recordar que un vehículo con un nivel bajo de aceite corre serio riesgo de sufrir averías. Una vez con el aceite en un nivel óptimo, conviene comprobar el estado de los frenos y el líquido de frenos. Es muy importante este paso porque conforme sube la temperatura los frenos pierden eficacia. Por último, revisar el sistema de climatización y recargar el gas si es preciso, será la mejora opción para mantener el coche a buena temperatura. Si es posible, pasar por el taller de confianza para una revisión es lo más recomendable.

Una vez con el vehículo preparado es hora de planificar el viaje. Siempre que sea posible, se deben evitar las horas centrales del día, las de más calor. Conducir con exceso de calor no solo es peligroso para el coche, sino que también lo es para el conductor, ya que conduciendo a más de 35 grados se reacciona un 20% más lento que a 25, lo que equivale a conducir con una tasa de alcoholemia de 0,5 gramos por litro de sangre. Para combatir el calor, lo más indicado es beber agua constantemente, pero hay que tener en cuenta que para hacerlo se debe parar la marcha, por lo que puede ser un buen momento para descansar unos minutos y estirar las piernas. Mientras dure el trayecto, el conductor deberá revisar la temperatura del motor. En caso de sobrecalentarse convendrá apagar el aire acondicionado para refrigerarlo o parar la marcha si aun así persiste el problema.

Una vez en el destino, lo ideal será buscar un aparcamiento cubierto, como un garaje, para proteger el vehículo. Si no es posible, habrá que buscar una sombra para evitar el impacto directo del sol sobre el coche. Demasiado calor puede derivar en fallos mecánicos o electrónicos. En caso de no encontrar una sombra, el conductor puede optar por cubrir totalmente el vehículo para protegerlo del clima y la contaminación.