Àlex Palou, nacido en Sant Antoni de Vilamajor (Barcelona) hace 24 años, ha pasado de ser un desconocido a simbolizar el prototipo de héroe americano. Emigró a Estados Unidos en busca de una oportunidad en 2020 y en poco tiempo se ha hecho un nombre en un mundo que es completamente diferente al que estamos acostumbrados a vivir en el Viejo Continente y en que quien tiene talento tiene su oportunidad.

Palou, que en su primera temporada en Estados Unidos terminó decimosexto militando en las filas del Dale Coyne Racing, después de sumar ya un podio en Road America, en su tercera carrera, se ha puesto ya de moda. Tras su flamante trasvase a Chip Ganassi Racing, ganó la primera carrera de la temporada en el Barber Motorsports Park, cuarto en el oval de Texas, tercero en el circuito que hay en el interior del oval de Indianápolis y finalmente un extraordinario segundo puesto en las 500 Millas, un resultado que le permite liderar la IndyCar Series.

Por un suspiro no ganó y el brasileño Helio Castroneves agrandó su leyenda con su cuarta victoria en este mítico escenario, pero Àlex se ganó el corazón de los aficionados por su ambición, carácter, talento y temple. Las puertas del futuro se le han abierto de par en par.

Después de ser apoyado por el malogrado Adrián Campos, el mismo que le dio la oportunidad de llegar a la F1 a Fernando Alonso, se tuvo que ir a Japón para hacerse con un nombre y, sobre todo, utilizar aquellos campeonatos como trampolín de su carrera. Palou arrancó de forma brillante en la F3 japonesa y en su segunda temporada peleó por el título de la Superfórmula hasta la última carrera.

LA TIERRA PROMETIDA

Àlex Palou dejó de soñar con correr en la Fórmula Uno y, con los dos pies en el suelo, decidió irse a hacer las Américas. Fue escalando peldaños poco a poco, sin ruido, fortaleciendo cada uno de sus pasos y su fichaje este año por el Chip Ganassi Racing, uno de los mejores equipos de la Indy, le abría las puertas de par en par. Ganó la primera carrera y empezó a acaparar la atención de unos medios que ha ido aumentando de la misma medida que se ha consolidado como uno de los hombres fuertes de la categoría.

La eclosión de Palou llegó en las 500 Millas. El barcelonés lideró 35 vueltas y condujo de forma magistral, como si de todo un veterano se tratara en este tipo de carreras tan particulares. Su batalla con Helio Castroneves, todo un veterano en estas lides, que ha disputado 21 ediciones y ha ganado cuatro, fue tan emotiva como espectacular, viéndose superado por 0.4928 segundos en un final que nos dejó al borde del infarto.

"El año pasado no tenía experiencia y fue muy diferente. Entonces no sabía qué esperar en la salida, los reinicios, las paradas en boxes y aprendí que no puedes relajarte. En el 2020 me relajé un poco y acabé contra el muro, con lo que este año mantuve alta la tensión todo el tiempo. Me siento bien en los óvalos y no siento que estemos haciendo ninguna locura ni nada parecido. Sólo estamos aprendiendo vuelta a vuelta y divirtiéndonos", comentaba Àlex Palou.

Tiene claro que "el objetivo es ganar y vamos a ver cómo lo hacemos y para llegar a ello nos lo vamos a tomar paso a paso", apuntaba y hacía hincapié en que "nunca sabes lo que puede pasar en un campeonato como este". Las referencias con la F1 son obligadas y por ello destaca que "Chip Ganassi es el Mercedes o el Ferrari de Estados Unidos, aunque aquí no hay tantas diferencias. Hay cuatro equipos que tienen más o menos la misma estructura y recursos: Andretti, Penske, McLaren y nosotros. Somos el equipo campeón de 2020, así que no se puede pedir más". La F1 está olvidada, el reto ahora es ganar la Indy.

LOS PREDECESORES

No es el primer piloto español que probó suerte en América. El primero fue el también barcelonés Fermín Vélez, quien en su segundo intento en las 500 Millas fue décimo. Vélez, que murió después de una larga enfermedad con solo 43 años, estaba especializado en Resistencia y logró la victoria en el campeonato IMSA.

El segundo, que tuvo una carrera prolífica que se prolongó durante dos décadas fue Oriol Servià. El piloto gerundense, aconsejado por Fermín Vélez y viendo las pocas oportunidades de progresar en Europa, decidió emigrar a los Estados Unidos en 1998 y en su segunda temporada en la Indy Lights ganó el título, un éxito que le abrió las puertas de la Champ Cart. Su última carrera fue, precisamente, las 500 Millas de 2019, prueba en la que coincidió con Fernando Alonso, que compitió en Indianápolis en 2018 y Servià, cuyo mejor resultado en la categoría fue un tercer puesto en el óvalo de Milwaukee en 2011, año en el que acabó cuarto el campeonato con un monoplaza de Newman-Haas Racing.

Por último, también hay que destacar al madrileño Antonio García, quien ante la imposibilidad de prosperar su carrera deportiva en Europa cruzó el charco y se especializó en la Resistencia, convirtiéndose en uno de los pilotos de referencia, donde hoy quince años más tarde sigue siendo un puntal.