El frío del invierno condiciones miles de aspectos de nuestra vida. Uno de ellos es la conducción. Tanto a la hora de circular, obligándonos a estar más atentos (si cabe) por posibles circunstancias adversas, como a la hora de realizar un buen mantenimiento del coche. En este sentido, hay que tener en cuenta algunos aspectos. Uno de los claves es calentar el coche antes de iniciar la marcha. Esto es lo que debes tener en cuenta para hacerlo bien.

Lo primero que hay que tener en cuenta es si se trata de un coche diésel o gasolina. Los primeros tardan más en calentar y los segundos, si además llevan turbo, menos. Hay que partir de una base. La temperatura ideal para iniciar la marcha son 90 grados. ¿Quiere esto decir que hay que esperar hasta que la aguja llegue hasta aquí? No, aquí algunas claves.

En primer lugar: ¿Por qué es importante tener en cuenta la temperatura antes de salir con el vehículo? Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los coches -y las maquinarias con metales, en general- son los cambios bruscos de temperatura. Por eso, si llegamos por la mañana, tras una noche de frío, y arrancamos el coche e iniciamos la marcha ipso facto, el vehículo recibirá un cambio radial de temperatura que no le beneficiará.

¿Qué hay que hacer entonces? Pues no es que haya que esperar necesariamente a que la aguja de la temperatura llegue a los 90 grados. Se puede iniciar la marcha antes. En 60 ó 70 grados. No es que vaya a ocasionar una avería inmediata al vehículo, pero sí es algo que debamos tener en cuenta.

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"Además, hay que tener en cuenta que el aceite está abajo cuando arrancamos, y que va lubricando y cogiendo temperatura", explica el mecánico Ángel Gaitán en su cuenta oficial de Tik Tok, en una publicación en la que aporta una clave fundamental en este sentido: "Cada coche es un mundo, cada uno tiene que conocer su coche".

Además, el popular mecánico, con miles de seguidores en redes sociales, aporta más claves: que también es muy importante esperar con el coche en marcha cuando se finaliza un viaje. "Para que baje la temperatura y el motor se enfríe progresivamente.

Aire en las ruedas

Si te lo preguntan probablemente no sabrías responder con certeza si llevas los cuatro tapones en las válvulas de los neumáticos de tu coche. Y es que se trata de una pieza a la que apenas prestamos atención. No hay más que fijarse en los coches que hay aparcados en la calle para ver cuántos vehículos circulan sin esta pequeña pero importante pieza en sus ruedas.

La buena factura de los neumáticos modernos hace que la propia estructura de las válvulas sean capaces de sellar la salida de aire por sí mismas, pero el tapón es una segunda protección que puede ser vital en algunos casos. Gracias a la estructura de la válvula, la propia presión que ejerce el aire en el interior del neumático, sella herméticamente el conducto de inflado impidiendo cualquier fuga, con lo que en un principio no haría falta el tapón. ¿Pero qué pasa si la válvula tiene algún defecto de fabricación o se ha visto dañada por algún golpe?

Muchas veces circulamos con pequeñas fugas de aire en nuestros neumáticos debido a que la válvula no ofrece un sellado perfecto, pero en la mayoría de casos es tan lenta que se entiende como algo normal por el paso del tiempo. Pero cuando circulamos a alta velocidad se eleva la presión, el desgaste y la temperatura en los neumáticos, lo que podría causar una pérdida mucho más rápida o repentina del aire al agravar el problema de la válvula. Un fallo que podría tener un fatal desenlace en carretera ante la pérdida de control del vehículo.

Es en ese instante cuando el pequeño y discreto tapón adquiere una importancia vital. Si está bien apretado puede impedir que el aire que se pierde por el fallo de la válvula salga al exterior, manteniendo la presión correcta en el vehículo y evitando que perdamos el control del vehículo ante un reventón o una descompensación en el inflado de los neumáticos.

Además, el tapón protege la válvula de posibles elementos externos que puedan dañarla o incrustarse en ella ejerciendo una presión que libere el aire. A su vez, el tapón crea un vacío en el interior de la boca de inflado que permite aislar la válvula en el caso de aceleraciones bruscas y velocidades extremas que provocan una fuerza centrífuga superior a la fuerza de la presión del aire haciendo que el obús se meta hacia dentro provocando la pérdida de presión. Aunque éste último caso tan sólo se daría en conducciones muy agresivas en circuito, ya que requeriría unas fuerzas realmente extremas.