La oferta de coches eléctricos está creciendo a marchas forzadas y durante los próximos años casi todas las marcas van a lanzar nuevos modelos de esta propulsión. La emergencia climática y, sobre todo, las cada vez más estrictas normativas europeas obligan a las compañías a apostar por la electrificación. Audi, como el conjunto del Grupo Volkswagen, fue de las primeras en lanzar su ofensiva eléctrica con el e-tron, sun SUV premium eléctrico que llegaba con novedades como sus retrovisores laterales, cámaras que reproducían un vídeo en el interior.

La fiebre del segmento SUV provocó que el segundo coche eléctrico la firma de Ingolstadt fuera una versión cupé del e-tron, en el que la única diferencia estética se encuentra en la zaga, con una línea del techo que cae hasta la trasera y una luneta mucho más inclinada. Para gustos los colores. Estéticamente es un vehículo muy reconocible, que sigue con el lenguaje de diseño habitual en la marca. La parrilla singleframe característica o su firma lumínica son ya elementos clásicos de Audi. La principal diferencia respecto a los coches de combustión de la enseña alemana es una fluidez más acusada en sus líneas por el deseo de mejorar su aerodinámica para ganar autonomía. Es más elegante que deportivo.

En el interior la tendencia es la misma. Como el Q8Q8, el e-tron Sportback no solo incluye una pantalla táctil desde la que gestionar el impecable sistema de infoentretenimiento de Audi, fácil de usar y muy intuitivo, además del Audi digital cockpit, el cuadro de instrumentos digital y personalizable, sino que además incluye una tercera pantalla para los controles de la climatización. Aunque somos más de controles analógicos para este aspecto, las características de esta pantalla, que obliga a pulsar hasta sentir una señal háptica, imitando la pulsación de un botón, convencen más en comparación a propuestas similares en rivales. La sensación de calidad en el interior es incuestionable y el espacio es más que suficiente para cuatro adultos altos. El maletero, de 555 litros, da para todo.

Suave y silencioso

Suave y silenciosa son los dos mejores adjetivos para definir la marcha del e-tron Sportback. Los 408 CV de la unidad probada, la S line 55 quattro, le permiten acelerar con mucha contundencia y pasar por los 100 km/h en 5,7 segundos. No obstante, siempre es una entrega lineal de su fuerza, por lo que, una vez superada la ‘patada’ inicial, todo atisbo de acción se desvanece. En el modo sport, el e-tron Sportback activa un ‘boost’ de energía que sirve para volver a dibujar una sonrisa en tu cara.

En marcha, el e-tron Sportback pide tranquilidad. Es capaz de ir rápido y de hecho se desenvuelve bien si se le demanda, pero la inercia es respetar los límites o incluso ir por debajo de los mismos. En tramos de curvas se siente algo pesado y a veces puede pecar de subviraje. Sus frenos son contundentes, pero los 2.555 kilos que declara en la báscula, los ponen demasiado a prueba. En términos de autonomía, Audi homologa casi 450 kilómetros que en la prueba, por orografía montañosa, se quedaron en torno a los 350. Esta versión parte desde los 98.480 euros.