La canciller alemana, Angela Merkel, trató de sacar hierro ayer a las especulaciones desatadas sobre su estado de salud por el visible temblor de manos y piernas que sufrió mientras recibía al presidente de Ucrania, Vladímir Zelenski, de visita de trabajo en Berlín. "Estoy bien, me he bebido al menos tres vasos de agua, que parece que me faltaban, ahora me siento de nuevo bien", dijo la canciller al ser preguntada por esa cuestión en una comparecencia posterior al encuentro mantenido en Cancillería.

La líder alemana atribuyó así a un supuesto problema de deshidratación el temblor, mientras dirigía una sonrisa a Zelenski, quien a su vez apuntó, en tono jovial que había visto a la canciller "muy segura".

Las imágenes de la canciller bajo el sol, con signos de debilidad física y sujetándose repetidamente las manos para tratar de calmar el temblor, durante aproximadamente medio minuto y mientras sonaba el himno alemán, se convirtieron rápidamente en objeto de comentarios en los medios alemanes.

Merkel, quien el próximo 17 de julio cumplirá 65 años, llegó al poder en 2005.