Cuando se cumplen, hoy, 10 años de la muerte del "rey del pop", en un momento en el que su figura sigue viéndose deslucida por escándalos relacionados con su faceta privada, conviene recordar cuán diferente habría sido sin Michael Jackson el mundo y la industria a los que entregó su vida y su alma. Galardonado con 15 premios Grammy, el genio de Indiana sigue siendo considerado una de las grandes figuras de la historia de la música universal, con 350 millones de discos vendidos en todo el mundo. Gran parte de esas cifras de escándalo comenzaron con Thriller (1982), que, según el libro Guinness de los Récords, continúa siendo el disco más vendido de la historia y el primero que logró rebasar las más de 100 millones de copias.

Pero la sombra de Jackson se extiende más allá de los fríos datos. Musicalmente, sin ir más lejos, con el lanzamiento de Don't Stop 'til You Get Enough en 1980 fue uno de los grandes modernizadores del funk y la música disco en un momento en el que ambos estilos parecían agotados. Aquel tema, uno de los tres que compuso para su quinto disco en solitario, Off the wall (1979), representó su salto a la madurez.

Las esperanzas depositadas en él se confirmaron con Thriller, que contenía el tema homónimo, impulsado por un videoclip dirigido por John Landis que reformuló este género: contaba con efectos especiales, una coreografía imitada hasta la saciedad y un desarrollo narrativo que rendía homenaje al cine de terror a lo largo de... ¡12 minutos! Su estreno en la cadena MTV.Parte del secreto del éxito de Thriller radicaba en su coreografía. Jackson se convirtió en uno de los mejores bailarines de la industria de la si no el mejor, y acuñó movimientos propios, como el moonwalk, que apareció por primera vez en el vídeo de Billie Jean (1983).