El tenista Rafael Nadal confesó ayer que él y su esposa Mery Perelló disfrutaron mucho ese "gran" día que fue su boda el pasado sábado en una finca en Mallorca, y reveló que la pareja se divirtió además "un montón". "Disfrutamos mucho este bonito día. Nos divertimos un montón y disfrutamos con las personas que nosotros queríamos que estuvieran (en el enlace) y por eso tuvimos un gran día", dijo el tenista mallorquín en una rueda de prensa en la capital kazaja antes de un partido benéfico para su fundación con el serbio Novak Djokovic. "Fue algo que habíamos estado preparando durante mucho tiempo, pero ya ha pasado y ahora es el momento de volver para el fin de la temporada de tenis y es bueno regresar para un evento benéfico", dijo el tenista.

La boda de Nadal con Mery Perelló tras quince años de noviazgo, se celebró el pasado día 19 en Sa Fortalesa, una finca de Pollença situada al norte de la isla de Mallorca. La discreción fue la nota dominante del enlace, en el que Nadal vistió un chaqué gris marengo y, la novia, un vestido blanco de manga larga con encaje francés e inspirado en el Art Déco, de Rosa Clará.