Confinado es como se hacen ahora algunas cosas que, seguramente, "en el directo de a diario" nunca se harían. Vi el One world: together at home online ya de madrugada. Y, en estos tiempos en que los artistas han entrado en competición por la carrera en la Red, se sacan algunas conclusiones musicales. Ejemplo: sorprendió, no sé si por los horarios de insomne habitual, la combinación Camila Cabello y Shawn Mendes haciendo una versión de What a wonderful world a piano y voces muy estimable. Una adaptación original tras aquella acelerada que los Ramones pasaron por el puré punk. Y ahí estaba, suelto como en la era Tommy, o así, Elton John dando velocidad desde su jardín a I'm Still Standing, pieza que levantó ánimo y ritmo a Lady Gaga, una de las lideresas del acto mundial.

Sin embargo, los decibelios emotivos se dispararon con Lizzo, la voz que hizo una versión de A change is gonna come, que fue un digno homenaje a todos los que la protagonizaron en su día, desde Sam Cooke a Aretha Franklin. Lo hizo con tanta alma que al final la sensibilidad se desparramaba por la atmósfera confinada. Maluma estuvo en calma acompañado de guitarra. Eddie Vedder se presentó con River Cross bajo un ambiente espiritual. Por cierto, conserva el registro vocal de la era Pearl Jam en pleno apogeo grunge (por Dios, qué lejos queda todo: hace nada el grunge era el futuro y ya es el pasado, aunque no se olvida). Y, claro, ahí estaban muchos de los héroes de la música popular del pasado siglo, los que resistieron el paso a otro milenio y a los millennials, tales que Stevie Wonder, Paul McCartney, los venerables The Rolling Stones con una acústica You can't always get what you want apoyada en Mick Jagger, con las guitarras de Keith Richards y Ronnie Wood de comparsa (y con Charlie Watts haciendo desfilar sus baquetas por el sofá y otros elementos).

Y, claro, la representación de esta segunda década del siglo, la jovencísima Billie Eilish haciendo una versión ultraserena de Sunny, pieza que en su día llenó pistas de discotecas. Muy profunda fue la interpretación de Stand By Me por John Legend y Sam Smith. O Keith Urban que, con la tecnología se triplicó. Taylor Swift, que ya es una voz autorizada en este tipo de acontecimientos, dejó su estilo, también en pose profunda y afectiva.

Y todo ello enlazado con mensajes de apoyo, aplausos de ánimo a quienes luchan para tumbar el coronavirus y a quienes lo padecen. Con la voz de Bill Gates, Alicia Keys, David Beckham y señora y Beyoncé, que lanzó un contundente mensaje proafroamericano, los que más sufren la epidemia en los Estasos Unidos. O los representantes de la ONU y organizaciones mundiales, que canalizaron y apoyaron esta sesión online que definitivamente es el primer paso para que los conciertos en los grandes estadios encuentren otros mecanismos.

Dentro de otro medio siglo se perfeccionará la cosa online y se verá a los ídolos en casa y, seguramente a ellos (las estrellas musicales) tocando y cantando desde las suyas, ante una pantalla de pared completa. Eso sí; se ve que la filosofía solidaria de la música siempre está ahí, aguantando el tirón y el paso del tiempo; no cambia desde el gigantesco Live Aid y sus himnos previos, como We are the world, liderado por Michael Jackson y Lionel Richie, bajo la batuta de Quincy Jones.