Es uno de los actores del momento del cine español, pero a Raúl Arévalo la interpretación le atrajo "en mitad del camino" de lo que realmente quería hacer: dirigir su propia película, un "sueño" que está cumpliendo con "Tarde para la ira", una cinta que, "por fin", está rodando estas semanas en Madrid.

"De pequeño, mi hermana y yo grabábamos cortos con la cámara de vídeo de mi padre. Con 17 años me vino lo de actor, y todos los trabajos como intérprete me los he tomado como un aprendizaje para dirigir", ha contado a Efe en una entrevista Arévalo (Madrid, 1979) durante una de las pausas del rodaje, que está teniendo lugar en un bar del barrio madrileño de Usera.

Para Arévalo, que comenzó a escribir "Tarde para la ira" hace siete años, es una "suerte" haber conseguido rodarla, porque es consciente de que "hay mucha gente que lleva el mismo tiempo o más sin conseguir nada" y para él no habría sido posible sin el respaldo de Televisión Española.

"Hoy en día, con una película de unas características como esta, necesitas una televisión que te apoye para poder afrontarla, porque hay gente que no se interesa en ella si no hay algo así detrás", ha explicado sobre su primer largometraje como director, que cuenta finalmente con un presupuesto de cerca de 1,2 millones de euros.

Arévalo, que se hizo con el Goya al mejor actor de reparto en "Gordos" (2009), ha afirmado que entiende "la desesperación" de algunos cineastas consagrados, que dicen que a pesar de su carrera les cuesta demasiado sacar una película adelante.

"Por mi ilusión, mi pasión y mi sueño de dirigir una película, he luchado y lucharía lo que hiciera falta, pero es verdad que es difícil", ha matizado.

En "Tarde para la ira", cuyo estreno está previsto para 2016, el madrileño expone una reflexión "sobre la violencia enquistada y el sentimiento de venganza", aunque su objetivo no es incitar al espectador a que piense sobre ello sino, simplemente, "contar esta historia".

Al director, de momento, no parece preocuparle si será tachado de "aprovechar" su éxito como actor para dar el salto a la dirección, porque admite que "está disfrutando el proceso", aunque se ha dado cuenta a posteriori de que "no es una película fácil".

"Quizá es un poco ambiciosa como primera película -ha explicado-, porque no es sencilla de hacer en seis semanas, y tiene algunas secuencias un poco laboriosas para el tiempo que tenemos y para alguien inexperto como yo".

Sobre esta inexperiencia, sus dos actores protagonistas, Antonio de la Torre y Luis Callejo, no se han mostrado para nada de acuerdo.

"Yo sabía que iba a ser un gran director de actores, pero sí es verdad que me ha sorprendido todo lo que sabe sobre lenguaje cinematográfico y sobre cómo pensar una película visualmente", ha asegurado De la Torre.

Una apreciación con la que coincide Callejo, que desconocía que Arévalo "supiera tanto sobre cine".

"Es un tío muy inteligente y muy completo, un director muy preciso, que a la vez asume sus carencias y sabe replantear las cosas", ha añadido el actor, el cual da vida a Curro, un "tío de barrio con una experiencia de vida" que acaba de salir de la cárcel.

Junto a Curro, José, al que da vida De la Torre, emprenderá un viaje "a su pesar" en el que se irá desvelando "el gran secreto" que oculta este otro personaje.

"Me estoy atreviendo como con muy pocos directores a ponerme en las manos de Raúl, porque sé que él me conoce", ha explicado el intérprete, amigo y compañero de Arévalo, con el que ha trabajado en películas como "La isla mínima" (2014), "Primos" (2011) o "AzulOscuroCasiNegro" (2006), entre otras.

El dúo protagonista, además, estaba claro desde el principio para Arévalo, al igual que gran parte del equipo, que ha sido elegido en todo momento por el madrileño.

"Estoy rodeado de los míos, de un equipo técnico y artístico elegido por mí, y eso hace que el proceso y el rodaje sean muy satisfactorios", ha añadido el director.

Sobre si se queda con su condición de actor o de director, Arévalo no sabe pronunciarse todavía: "No sé lo que me siento más, si actor o director, pero mi pasión tiene que ver más con la dirección", ha concluido.