Cuando Pedro Almodóvar trató la vuelta a la vida del personaje de Carmen Maura en la bella y conmovedora Volver lo hizo en carne mortal, tan mortal que el personaje de Penélope Cruz, su hija, supo que su madre había resucitado porque al entrar a un cuarto de la casa lo tuvo claro, "aquí huele a pedo, como si acabara mamá de estar peyéndose a culo lleno".

En Corea del Sur, según veo en las noticias de La Sexta, idéntico reportaje en lo de Helena Resano que en lo de Cristina Saavedra, los avances tecnológicos de realidad virtual pretenden lo mismo, pero qué va, lo que consiguen es erizarme el pelo por su cruel zafiedad.

Resulta que Nayeon, hija pequeña de Jang Ji-sung murió de una enfermedad rara a los siete años. La mamá accedió a participar en el documental I met you -Te conocí, o algo así-. Lo que no sabía es que le tenían preparada una bomba. Con sus gafas de realidad virtual puestas, la madre pudo ver enfrente a su hija, que le hablaba y preguntaba si pensaba en ella, a lo que la madre, descompuesta, en estado de shock, respondía que sí, que todo el tiempo. La niña de mentira era una modelo que reproducía movimientos, gestos y la voz de la original después de trabajar con miles de fotos de Nayeon.

La producción del documental preparó la escena del "encuentro" en un bucólico parque, también irreal, y allí "se abrazaron". Veo el reportaje y me da una pena infinita, me crea una ansiedad tremenda porque pienso en quienes se me han ido y lo último que quisiera es verlos para "abrazarlos" así.

En paralelo, en el Congreso de los disputados -discutir con violencia sobre algo- se debate sobre eutanasia. Un tipo del PP y una tipa de COZ excretan disparates. Penélope volvería a decir, "aquí huele a pedo".