Como cada año cuando llega el final de la edición de 'Supervivientes', Lara Álvarez cerró la Palapa, el set desde donde los concursantes se reúnen para las galas de los jueves para hablar de los momentos de la semana y nominar. La presentadora anunció que en esta ocasión no quería llorar al despedirse, sin embargo finalmente no pudo contener la emoción.

"Hoy no voy a llorar, Jorge, hoy quiero sonreír para mostrar el orgullo que siento al formar parte de esta familia inigualable y el agradecimiento profundo que tengo a las personas que después de siete años me han vuelto a permitir ser parte de este programa, de este concurso que cambia vidas", comenzó diciendo.

Visiblemente emocionada, la presentadora desde la isla continuaba: "Sí, las cambia, claro que las cambia. Que se lo pregunten a nuestros supervivientes que se cogieron un vuelo hace tres meses rumbo a estos cayos que les esperaban con la aventura de sus vidas". "Un regalo, un verdadero regalo, porque pese a las condiciones durísimas hambre mosquitos, convivencia, debilidad física y mental, han encontrado la conexión, el valorar, la superación, el volver a la parte más básica y más esencial y recuperar ese yo que tanto nos empeñamos en ignorar", reflexionó.

"Sí, cambia vidas, cambia la vida de todo nuestro equipo maravilloso, que se separa tres meses de sus familiares y de sus seres queridos", dijo. Fue al hacer referencia a los familiares cuando se le empañaron los ojos. "Se entregan en cuerpo y alma a este programa, a esta aventura que vosotros desde casa vivís como si estuvierais aquí", añadió con la voz quebrada.

"Y en esas cuatro horas de concurso, todo tiene sentido. Porque audiencia, equipo, y supervivientes, nos volvemos uno. Uno que durante estos tres meses de aventura, ha decidido que este concurso le cambie el día, o le cambie la vida", concluyó