Tras abandonar la política y dar el salto a Mediaset como tertuliana, Cristina Cifuentes se ha estrenado ahora en el mundo de la televisión de entretenimiento. La que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid se convirtió anoche en concursante de 'La última cena', donde tuvo que cocinar en compañía de Lucía Dominguín. A lo largo de la velada, recordó su vida anterior y se pronunció sobre algunos asuntos familiares

Cifuentes confesó que su experiencia en 'La última cena' estaba siendo complicada porque jamás ha cocinado. Quien desempeña esta labor en su casa es su marido, tal y como explicó: "Cocina estupendamente bien, me lleva el café a la cama por las mañanas desde hace 33 años". "Yo también hago cosas en casa, también tengo mis méritos", quiso aclarar. 

Por otro lado, se mostró reticente al ser preguntada por su etapa en el Partido Popular: "No quiero hablar de política. He estado en política más de 30 años, los últimos 10 de una manera intensa". "Me considero muy afortunada. He sido delegada del Gobierno, presidenta de la Comunidad de Madrid... Me quedo con lo bueno y la gente buena", aseguró la expolítica, que definió los tres últimos años como "muy complicados". 

La participante confesó que, por aquel entonces, le resultaba muy complicado conciliar el trabajo con la vida familiar: "Me di cuenta de que quería vivir una vida diferente. Lo único que hacía era trabajar, aunque lo hacía encantada. No tenía vida, solo trabajaba. Ahora quiero vivir. Trabajaba 15 horas al día, estaba todo el día en el despacho". 

Asimismo, reconoció que tiene "cierta deuda" con sus hijos, que más adelante la sorprendieron con una videollamada en directo. "No les he dedicado el tiempo que quizá debería. Ahora estoy intentando recuperarlo", admitió Cifuentes, que no cambiaría nada de su trayectoria: "Creo que habría tomado las mismas decisiones y cometería los mismos errores que he cometido".