AridA, una exposición de Bea Rivas sobre la desertificación en España.

La cuenca del río Segura es un espejo real de esta fatídica predicción. Con la escasa pluviometría recibida desde hace décadas y las altas temperaturas, sobrevive endémica y subordinada a un trasvase intercuencas procente del Tajo, fruto de la faraónica obra hidráulica realizada en los años 70 cuando los impactos medioambientales y sociales apenas eran tenidos en cuenta.

Desde entonces se ha construido la economía de la región sobre la base de un recurso que no dispone, rompiendo el equilibrio hidrográfico natural de la zona. El agua se ha convertido en un recurso por el que compiten diferentes actividades económicas. El crecimiento intensivo del sector agrícola, la construcción y el de sarrollo incontrolado del turismo que emplea finalidades de ocio como piscinas y campos de golf se mimetiza paradójicamente con el árido desierto, cada vez más contaminado.