Desde tiempos remotos, la perplejidad y el éxtasis han condicionado la visión de las diferentes civilizaciones. En la Historia del Arte son innumerables las imágenes que representan estados extáticos. El título de esta exposición, La danza de las visiones, hace referencia por un lado a ese éxtasis ancestral teniendo en cuenta que en todas las culturas antiguas el baile ha sido utilizado como una manera primigenia de entrar en estado de trance, siendo, junto con el canto y la música, una de las formas más sencillas y eficaces de acceder a un estado alterado de la conciencia. Por otro lado, de la misma manera que Nietzsche concebía la danza como una metáfora del pensamiento, el baile de imágenes alucinadas que conforma esta muestra funcionaría como una analogía de la experiencia artística, convirtiendo la pintura en un vehículo para viajar a Otros Mundos, una puerta abierta a reflexionar sobre los límites de la realidad.